En Durango, los servidores públicos, especialmente los policías, enfrentan una realidad que pocos comprenden y que rara vez es valorada a su justa medida. Según encuestas de la firma Mitofsky, la policía apenas alcanza un 6 en los índices de confianza, situándose ligeramente por encima de senadores y partidos políticos. Esta cifra refleja una percepción pública desfavorable que no hace justicia a la complejidad y los desafíos inherentes a su labor.
Ser policía no solo implica hacer cumplir la ley; es asumir una carga de responsabilidades que a menudo los coloca en primera línea frente a situaciones extremas, desde intentos de suicidio hasta actos de violencia, escenarios que exponen a estos profesionales a niveles de estrés extraordinariamente altos. Estas experiencias no solo dejan huellas en aquellos directamente afectados, sino también en los servidores públicos que intervienen. El término "sobreviviente de suicidio" se extiende a quienes, sin ser familiares, presencian o se ven impactados por estas tragedias, subrayando la necesidad de un seguimiento y apoyo psicológico continuo.
En Durango, se reconoce la importancia de abordar esta problemática con seriedad. Aunque existen protocolos para manejar estas situaciones, la realidad es que la policía y otros servidores públicos también son víctimas de las circunstancias que enfrentan. Los trastornos de estrés postraumático (TEPT) son una realidad palpable para quienes están expuestos a situaciones límite. Por ello, se están tomando medidas para generar condiciones de trabajo que contemplen no solo la seguridad física, sino también el bienestar emocional de estos profesionales.
La lucha contra el suicidio y el apoyo a quienes intentan prevenirlo son prioridades que demandan una atención especial. Es esencial reconocer el valor y la complejidad del trabajo de los servidores públicos, y asegurar que cuenten con los recursos necesarios para manejar el impacto emocional de su labor. En este sentido, Durango se esfuerza por ser un modelo a seguir, buscando estrategias efectivas para ofrecer contención emocional y apoyo a quienes están en primera línea, demostrando que detrás del uniforme hay seres humanos enfrentando retos extraordinarios.