La tuberculosis (TB) continúa siendo una amenaza activa para la salud pública. Esta enfermedad es causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis y se transmite por el aire cuando una persona enferma de pulmones o garganta tose, estornuda, habla o canta. La infección puede avanzar de forma silenciosa y, si no se trata, provocar la muerte en un periodo de entre seis y nueve meses.
Aunque existen tratamientos eficaces, no todas las personas acceden a ellos a tiempo. La cadena de transmisión sigue activa en comunidades con condiciones precarias, falta de diagnóstico oportuno o abandono del tratamiento. Una sola persona sin control médico puede contagiar a varias más, manteniendo viva la circulación del bacilo.
En 2024, Durango ha reportado 8.9 casos de tuberculosis pulmonar por cada 100,000 habitantes. En total, se notificaron provisionalmente 10,347 casos de tuberculosis en México en 2024, con una tasa de 3.0 casos por 100,000 habitantes.
En México, el tratamiento para la tuberculosis sensible a medicamentos es gratuito en las unidades del sector salud. Sin embargo, cuando se trata de tuberculosis resistente (TB-DR) o extremadamente resistente (TB-XDR), el escenario se complica: los medicamentos son más costosos, el tratamiento más prolongado y puede requerirse hospitalización.
La diferencia entre una tuberculosis controlada y una que se sale de control puede estar en el acceso oportuno a un diagnóstico, el seguimiento médico adecuado y el apego al tratamiento. La falta de atención oportuna no solo pone en riesgo la vida del paciente, sino que contribuye a la expansión de cepas resistentes, más difíciles y caras de tratar.