Tras semanas de enfrentamientos y una creciente crisis humanitaria, este viernes entró en vigor un acuerdo de alto al fuego entre Israel y las facciones armadas palestinas en la Franja de Gaza. La medida fue alcanzada con la mediación de Egipto, Qatar y Estados Unidos, y busca poner fin a una escalada que ha dejado miles de muertos y desplazados.
El cese al fuego comenzó a las 6:00 de la mañana, hora local, y hasta el momento se ha reportado una relativa calma en varias zonas del enclave. Testigos en la ciudad de Gaza informaron que, por primera vez en días, los habitantes pudieron salir a las calles en busca de alimentos, agua y medicinas.
El acuerdo contempla la suspensión inmediata de ataques aéreos y lanzamientos de cohetes, así como la apertura parcial de los cruces fronterizos para permitir el ingreso de ayuda humanitaria. También establece el compromiso de ambas partes de continuar las negociaciones en las próximas semanas para alcanzar una tregua más duradera.
El gobierno israelí confirmó el pacto en un breve comunicado, en el que advirtió que "responderá con firmeza" ante cualquier violación del acuerdo. Por su parte, el movimiento Hamás calificó la tregua como "una victoria de la resistencia" y pidió a la comunidad internacional mantener la presión para garantizar el flujo de suministros hacia la población civil.
Organizaciones humanitarias celebraron el alto al fuego, aunque advirtieron que la situación sigue siendo crítica. "La población de Gaza necesita más que un respiro temporal. Se requiere un compromiso sostenido para reconstruir hospitales, escuelas y viviendas", señaló la ONU en un comunicado.
Mientras tanto, los habitantes de Gaza recibieron la noticia con una mezcla de esperanza y cautela. "Solo queremos que esto dure, que no vuelvan los bombardeos", dijo Ahmad, un residente de Rafah, al medio local Palestine Today.
Aunque la tregua representa un alivio momentáneo, analistas advierten que la paz sigue siendo frágil en una región marcada por décadas de conflicto y desconfianza mutua.