Sistema penitenciario al límite
Las cárceles de México viven una crisis sin precedentes. La sobrepoblación es generalizada y extrema en algunos estados.
De las 325 prisiones estatales y federales, la tasa promedio de ocupación es del 102.9%, mientras que en Nayarit y Estado de México hay 238 internos por cada 100 espacios, es decir, más de dos personas por cama o más de 100 personas sin cama.
"Hay un miedo a atender y a afrontar la realidad del sistema penitenciario y la complejidad que implica en este país", señala Saskia Niño de Rivera, presidenta y cofundadora de ReinsertA AC
La reinserción social, que debería ser el objetivo central, es letra muerta. La Ley de Ejecución Penal exige educación, trabajo y cultura, pero entre el 42 y el 67% de las cárceles no cumplen. Además, 88% presenta deficiencias graves en higiene y materiales, 77% carece de personal suficiente, más del 60% no tiene atención médica adecuada y 40% enfrenta fallas alimentarias.
"La gente, como es tratada en los centros penitenciarios, no sale mejor de lo que entró; todo lo contrario, sale con daños muy profundos a cometer delitos más graves", indica Elena Azaola, antropóloga e investigadora experta en sistema penitenciario


Presupuesto millonario, resultados mínimos
En 2024, el sistema penitenciario recibió más de 43 mil millones de pesos. Sin embargo, la distribución evidencia un profundo desequilibrio: las cárceles federales, con poco más de 20 mil reos, concentraron más de 18 mil millones ?casi un millón de pesos por interno al año? mientras que las estatales, con más de 216 mil internos, recibieron solo 25 mil millones, es decir, 116 mil pesos por persona.
"Las cárceles están hacinadas por una falta tremenda de recursos con restricciones pavorosas. Lo triste es que el dinero super millonario va a parar a empresas constructoras de 8 cárceles cuando en el país tenemos casi 300 cárceles muertas de hambre", agrega Elena Azaola

Presos sin sentencia: la otra pandemia
Actualmente, 85,945 personas, el 36% de la población penitenciaria, están en prisión sin sentencia, y más del 40% lleva más de un año esperando un fallo que podría ser absolutorio.
"Más de la mitad de los procesados resulta exonerado o libre y pasa años en la cárcel tratando de demostrar su inocencia", indica Ignacio Morales Lechuga, ex Procurador General de la República
Aunque la Constitución reformada en 2008 reforzó la presunción de inocencia, el Artículo 19 permite prisión preventiva justificada y oficiosa, y México ha ignorado los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que ordenan eliminar esta práctica.
"Es completamente contrario al principio de derechos humanos considerar que alguien es culpable de forma a priori", señala Rodolfo Martínez, abogado constitucionalista y catedrático de la UNAM
El caso de Humbertus Pérez, quien denunció corrupción y fraudes inmobiliarios y pasó cuatro años preso antes de probar su inocencia con amparos, ilustra la magnitud del problema.


Autogobierno y control criminal
El autogobierno es otro lastre crítico. Grupos de internos controlan la vida en prisión, desplazando al Estado y convirtiendo las cárceles en centros de operación criminal, donde se extorsiona a familiares por servicios básicos como cama, comida, atención médica o llamadas.
"Hay veces que las autoridades, como no cuentan con el personal suficiente, delegan cierto control a líderes, lo que da lugar a abusos contra internos que no forman parte de su grupo", agrega Elena Azaola
En 2024, la Comisión Nacional de Derechos Humanos revisó 145 de 325 penales y detectó autogobierno en 13; en 2023 examinó 264 y halló 27.
"Los autogobiernos suceden en casi todas las cárceles del mundo", destaca Alexei Chévez, experto en seguridad y contraterrorismo
Consecuencias humanas
La crisis no es solo estructural, sino humana. Entre 2024 y 2023, las cárceles registraron 417 riñas, 47 suicidios, 10 homicidios y 1,306 quejas, muchas por violaciones a derechos humanos.
Expertos advierten que desde la investigación hasta la etapa judicial, fiscalías y policías de investigación son insuficientes y contribuyen a que más de 85 mil personas permanezcan injustamente encarceladas, agravando la sobrepoblación y el deterioro.
"He visto llorar a muchos jóvenes, suicidarse a muchos jóvenes, varios con sentencias de gente inocente; es muy dura la cárcel", contó Humbertus Pérez, ex preso político


Conclusión: un sistema en quiebra
México enfrenta un fracaso sistemático en su sistema penitenciario: cárceles hacinadas, autogobierno, violaciones de derechos humanos, presupuestos mal distribuidos, reinserción social inexistente y un poder judicial incapaz de hacer cumplir la ley. El resultado es un círculo vicioso de criminalidad y violencia que, mientras el gobierno observa, pone en jaque la justicia y la seguridad en el país.