Aunque en los discursos públicos se habla con frecuencia de inclusión, la realidad es que en Zihuatanejo las personas con discapacidad enfrentan barreras físicas y sociales que limitan su movilidad y participación.
Más allá de las rampas instaladas en el primer cuadro de la ciudad, prácticamente no existe infraestructura adecuada para personas con discapacidad. En colonias, espacios recreativos y edificios públicos, la accesibilidad sigue pendiente.
En el centro de Zihuatanejo hay rampas en banquetas y accesos a comercios, pero en las playas, aunque rampas, no existe estructura que permita a las sillas de ruedas desplazarse sobre la arena.
Alguna vez se colocaron placas con sistema braille en puntos estratégicos del destino, pero actualmente no existe. Así como tampoco hay guías podotáctiles para personas con discapacidad visual.
La Unidad Deportiva sí cuenta con algunos juegos incluyentes diseñados para sillas de ruegas, sin embargo, aún no existen áreas públicas pensadas para niños y/o jóvenes con síndrome de Down o autismo.
Zihuatanejo aún no cuenta con inmuebles diseñados para atender específicamente a personas con discapacidades intelectuales o del desarrollo. Se sabe que está construyendo uno, pero es hasta el 2026 cuando la obra pública considera este segmento.
Mientras tanto, Zihuatanejo continúa siendo una ciudad con más discursos que acciones concretas en materia de inclusión urbana.