La intensa y prolongada sequía que atraviesa Baja California Sur ha comenzado a reflejarse de forma crítica en los sectores productivos más sensibles de la entidad: la ganadería y la agricultura.
De acuerdo con datos del Monitor de Sequía del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), hasta el corte más reciente, el 35.7% del territorio estatal se encuentra en sequía moderada, mientras que el 8.5% está catalogado como anormalmente seco. El 55% del estado permanece sin afectación, aunque el panorama sigue siendo incierto ante los efectos del cambio climático.
Uno de los impactos más visibles es la escasez de forraje, lo que ha provocado un aumento en los costos, elevando el precio de cada paca hasta los 300 pesos. Esta situación ha puesto en riesgo la sustentabilidad de los pequeños productores, particularmente en zonas serranas donde el alimento para el ganado depende directamente de las lluvias. "En la zona donde estamos nosotros, el ganado se alimenta sobre la lluvia, y aquí no hay de sembrar alimento, nomás puro alimento comprado", señaló Juan Talamantes, ganadero del Rancho El Carricito, en la comunidad de San Luis Gonzaga, municipio de Comondú.
A pesar de los esfuerzos del gobierno estatal, que ha destinado cerca de 10 millones de pesos en apoyos para más de 7 mil ganaderos, los productores consideran que la ayuda sigue siendo insuficiente: "Ya ahorita se puso bien cara la pastura, el alimento para el ganado? necesitamos más apoyo", agregó Talamantes.
El sector agrícola no escapa a esta crisis. En Baja California Sur existen 91 mil 853 hectáreas cultivables, pero actualmente solo se están sembrando 40 mil 857, principalmente con cultivos como tomate, chile, espárrago y fresa, tanto para consumo local como para exportación. La producción anual supera las 700 mil toneladas, con un valor económico estimado en 2 millones de pesos, de acuerdo con información del Gobierno del Estado.
Aunque en los últimos días se han registrado lluvias en comunidades como San Luis Gonzaga, expertos advierten que estas precipitaciones aún no son suficientes para revertir los daños provocados por la sequía.
La doctora María Z. Flores López, responsable académica de la carrera en Gestión y Ciencias del Agua de la UABCS, explicó que si bien las lluvias recientes son un aliciente, el estado sigue dependiendo del impacto de fenómenos tropicales para lograr una recuperación real: "Definitivamente van a venir a favorecer el estado en el que se encuentran las aguas subterráneas? Esperamos que este año también podamos ser beneficiados con el impacto de algún ciclón o tormenta tropical, sobre todo hacia el centro y norte del estado, que son las regiones más secas de la entidad", señaló.
La crisis climática ya no es una amenaza lejana, sino una realidad palpable que condiciona el presente y futuro de las actividades primarias en Baja California Sur. A pesar de los apoyos institucionales y la esperanza puesta en las lluvias estacionales, ganaderos y agricultores continúan enfrentando desafíos críticos, que requieren no solo ayuda inmediata, sino también políticas públicas de largo plazo que fortalezcan la resiliencia del campo ante fenómenos naturales cada vez más extremos.