El devastador tifón Kalmaegi dejó más de 100 muertos a su paso por Filipinas y dejó las peores inundaciones de los últimos años.
El agua arrasó con los pueblos y ciudades de la provincia, arrastrando todo a su paso, incluso automóviles, casas improvisadas en las riberas y hasta enormes contenedores de carga.

El portavoz de de la localidad de Cebú, Rhon Ramos, informó que se recuperaron 35 cuerpos en las zonas inundadas de Liloan, localidad que forma parte del área metropolitana de la ciudad capital, Cebú. La noticia elevó la cifra de víctimas en Cebú a 76.
En la vecina isla de Negros, al menos 12 personas murieron y otras 12 estaban desaparecidas. Allí, el lodo volcánico empujado por la lluvia sepultó viviendas en la ciudad de Canlaon, informó el teniente de policía Stephen Polinar.
La zona alrededor de la ciudad de Cebú recibió 183 milímetros de lluvia en las 24 horas previas al impacto de Kalmaegi, muy por encima de su promedio mensual de 131 milímetros, explicó a la AFP la especialista meteorológica Charmagne Varilla.
"Esperábamos vientos peligrosos, pero (...) el agua es lo que realmente está poniendo a la gente en peligro".
Los científicos advierten que las tormentas se están volviendo más potentes debido al cambio climático. Los océanos más cálidos hacen que los tifones se fortalezcan rápidamente, y una atmósfera más cálida retiene más humedad y provoca lluvias más intensas.
