"No hay nada para trabajar, no hay medicamentos "
El IMSS-Bienestar fue creado con el objetivo de garantizar atención médica gratuita para toda la población. Sin embargo, en la práctica, la falta de planeación y presupuesto ha dejado a cientos de unidades médicas en situación crítica.
En el Centro de Salud del Ejido Mochis, médicos, enfermeras y personal administrativo denuncian estar trabajando al límite, sin insumos ni herramientas básicas para atender a los pacientes. Julio César Rivera, enfermero adscrito a la unidad, denunció que muchas claves de medicamentos esenciales no están llegando, entre ellas la insulina, lo que pone en riesgo la vida de personas con diabetes, ya que su elevado costo es inaccesible para la gran mayoría.
"A nosotros nos llegan pacientes de muy bajos recursos que difícilmente van a tener para conseguir una insulina que les cuesta entre mil y mil quinientos pesos dependiendo del tipo de insulina" Enfermero en Centro de Salud del Ejido Mochis
El personal médico, que es quien da la cara a los pacientes, ha realizado múltiples manifestaciones y denuncias públicas, exigiendo no solo mejores condiciones, sino el respeto a sus derechos laborales que han sido vulnerados.
" Empezaron a no respetar nuestros derechos como trabajador, tenemos un sindicato y tenemos derechos ya ganados, empezaron a relegarnos" Promotor de la salud
Pese a que las autoridades insisten en que el modelo está funcionando, su futuro es cada vez más incierto. En 2025, el programa fue excluido del Presupuesto de Egresos de la Federación, quedando su operación a expensas de recursos extraordinarios del Instituto Mexicano del Seguro Social, mismos que solo alcanzaron hasta marzo. Actualmente, el programa no cuenta con financiamiento garantizado.
Este programa es crucial por su presencia en 19 estados del país, donde mantiene en operación 82 hospitales rurales y más de 3 mil 600 unidades médicas que atienden a 11 millones de personas sin acceso a seguridad social, en regiones de alta marginación y difícil acceso. Sin embargo, las restricciones presupuestarias amenazan no solo su continuidad, sino también el sustento de miles de trabajadores que dependen de él.