Los Mochis con calles peligrosas para personas con discapacidad

En Los Mochis, infraestructura urbana sigue sin responder a las personas con discapacidad

Jesús Antonio Martínez, de 24 años, vive en Los Mochis y utiliza una silla de ruedas casi desde su nacimiento. Para él, el mayor desafío no ha sido su condición física, sino enfrentar un entorno urbano que lo excluye silenciosamente todos los días.

"Si es demasiado complicado , incluso puede llegar a ser peligroso , por que nos tenemos que mover en la orilla de las calles por el mismo hecho de que algunas banquetas no están bien hechas": Jesús Antonio Martínez, ciudadano con discapacidad. 

A pesar de los avances en materia de inclusión, la infraestructura vial sigue sin estar a la altura de sus necesidades, muchas veredas presentan desniveles, grietas o están obstruidas por postes, árboles o vehículos estacionados. Las rampas para sillas de ruedas son escasas, mal diseñadas o con inclinaciones peligrosas.

"Siento que hay algunas zonas que en su totalidad no están hechas para que la gente con discapacidad pueda moverse con mayor facilidad o tranquilidad": Jesús Antonio Martínez, ciudadano con discapacidad. 

Las personas con discapacidad visual enfrentan un panorama igualmente desalentador: la mayoría de los cruces carecen de semáforos sonoros o referencias táctiles que les permitan cruzar con seguridad.

" Nuestras autoridades han hecho caso omiso a las peticiones que les hemos hecho al respecto , han ignorado ese detalle": Jesús Antonio Martínez, ciudadano con discapacidad. 

En Sinaloa, el 7% de la población vive con alguna discapacidad, lo que representa aproximadamente 147 mil 958 personas. Esta cifra coloca al estado en el lugar número 21 a nivel nacional en cuanto a proporción de personas con discapacidad.

De esa población, el 49.8% presenta dificultades para caminar o moverse mientras que el 40.4% padece alguna discapacidad visual.

Aunque el Instituto Municipal para el Desarrollo Integral de las Personas con Discapacidad (IMDIS) ha puesto en marcha programas como 'Movilidad Sustentable' y el proyecto VEA (Vigilantes de Espacios Azules), orientados a detectar y priorizar la habilitación de rampas, estos esfuerzos se ven limitados y, en muchos casos, quedan inconclusos debido a la falta de un presupuesto etiquetado.