Los obispos en México se han consolidado como líderes sociales y mediadores de paz, con una influencia que trasciende lo religioso y responde a las carencias del Estado. En un país marcado por la incomodidad de la violencia, los obispos en México han intensificado su apuesta por la paz, la libertad religiosa y el compromiso social. Su papel ha sido clave no solo en la esfera espiritual, sino como actores influyentes en los debates públicos. La llegada del obispo José Luis Cerra además de ser un acontecimiento nunca antes visto en Nogales, donde también la diócesis enfrenta varios desafíos, esta llena de esperanza, no solo en lo espiritual. En 2020, de acuerdo a una encuesta por Mitofsky en México posicionó a la Iglesia como la cuarta institución más confiable (7.4 sobre 10), atrás del ejército, universidades y Guardia Nacional. Cuando estuvo por varios años en el primer lugar. A través de estos líderes, queda claro que algunas figuras del episcopado mexicano han jugado roles fundamentales en la vida pública nacional, como mediadores, activistas sociales, promotores de justicia e impulsores de cohesión comunitaria independientemente de su asignación religiosa. Frente a un contexto de violencia sistemática, impunidad, pobreza y cambio en la identidad religiosa, los obispos en México han reafirmado un papel público activo: promotores de paz, mediadores en conflictos, defensores de la libertad religiosa y líderes de comunidades vulnerables. Su relevancia radica tanto en su autoridad moral como en su capacidad de conectar con quienes el sistema institucional no alcanza.