Un punto de inflexión: el ejército mexicano abre puertas a la vocación sin género

En México, la participación femenina en el Servicio Militar Nacional (SMN) ha aumentado de forma constante durante la última década, aunque todavía representa un porcentaje menor frente a los hombres. De acuerdo con datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), únicamente 2% del total de cartillas liberadas corresponden a mujeres, reflejando el carácter voluntario de su incorporación a diferencia de los varones de 18 años, para quienes es obligatorio. La Fuerza Armada permanente también ha visto un incremento notorio. Según cifras de 2023, alrededor de 16% del personal en activo de la Secretaría de Marina (SEMAR) son mujeres, y en el caso del Ejército y Fuerza Aérea el porcentaje ronda 14%, un avance considerable frente al 2?4% de principios de los años 2000. El aumento no solo responde a cambios culturales, sino también a reformas institucionales. Entre 2007 y 2019, la SEDENA abrió espacios a mujeres en áreas operativas, tácticas y de mando. Actualmente pueden acceder a unidades militares de combate, a la aviación y a posiciones técnico administrativas de alto nivel. Aunque la participación sigue siendo minoritaria, la curva es ascendente. Las instituciones castrenses mexicanas están ante un punto de inflexión: convertir estos avances en políticas sostenibles que permitan que el uniforme no tenga género, sino vocación.