En Nogales, como en muchas ciudades fronterizas de México, la venta en la vía pública forma parte del paisaje urbano cotidiano. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al menos el 55% de la población económicamente activa en Sonora trabaja en la informalidad, y una porción significativa de estos trabajadores se concentra en municipios fronterizos, donde el comercio ambulante representa una alternativa vital de subsistencia.
En las calles del centro de Nogales, banquetas, esquinas y explanadas se convierten en escaparates improvisados para quienes venden desde alimentos preparados y artículos de segunda mano, hasta productos electrónicos traídos del otro lado de la frontera. Lejos de ser una actividad marginal, este fenómeno social y económico sostiene a cientos de familias que dependen de sus ventas diarias para sobrevivir. por ello el trabajo por la regularización.
A través de distintas estrategias, como la reubicación a corredores comerciales autorizados y la implementación de credenciales y permisos temporales, se ha intentado reducir el desorden sin frenar la actividad. incluso se les permite ser partícipes en fiestas populares como las Fiestas de las flores.
Las regulaciones actuales, algunas basadas en normativas municipales de más de dos décadas, requieren una actualización que responda a la realidad social y económica actual. El comercio en la vía pública no va a desaparecer, pero puede transformarse en una actividad más digna, funcional y segura .
En Nogales, al igual que en muchas ciudades fronterizas de México, la venta en la vía pública es una actividad común y esencial para numerosos habitantes. Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante el tercer trimestre de 2024, Sonora registró una tasa de informalidad laboral del 40.4%, lo que equivale a aproximadamente 561,603 personas trabajando sin acceso a seguridad social ni prestaciones laborales .