El Gobierno de Estados Unidos anunció un acuerdo histórico para reducir el costo de los medicamentos más populares para bajar de peso -como Ozempic y Wegovy-, con el objetivo de ampliar su acceso a través de los programas públicos de salud Medicare y Medicaid
El presidente Donald Trump explicó que este pacto, firmado con las farmacéuticas Eli Lilly y Novo Nordisk, busca aliviar el gasto de millones de estadounidenses que hoy pagan precios elevados por estos tratamientos, usados tanto para perder peso como para controlar la diabetes tipo 2.

De lujo médico a tratamiento accesible
Hasta ahora, el precio mensual de estos medicamentos alcanzaba cifras casi prohibitivas: cerca de 1,000 dólares (aprox. 21439 pesos) por el Ozempic y 1,350 por Wegovy (aprox. 29 mil pesos)
Con el nuevo acuerdo, los costos se reducirán a 350 dólares por mes cuando se adquieran mediante TrumpRx, una iniciativa gubernamental que aplicará la llamada "cláusula de nación más favorecida" para obtener precios preferenciales en medicamentos.
Además, se fijó un precio inicial de 150 dólares para la versión oral de los llamados fármacos GLP-1, que aún se encuentran en fase experimental.

Esta familia de medicamentos actúa sobre una hormona intestinal que regula el azúcar y el apetito
Alivio para los sistemas públicos de salud
Según la Casa Blanca, esta reducción permitirá que Medicare y Medicaid ofrezcan los tratamientos contra la obesidad a un costo "drásticamente menor" para los contribuyentes.
Los beneficiarios de Medicare, el programa destinado a adultos mayores de 65 años, podrán acceder a estos fármacos mediante un copago mensual de 50 dólares, lo que representa una caída sustancial frente al precio actual del mercado.

"Salvará vidas y mejorará la salud de millones de estadounidenses", afirmó Trump al anunciar el pacto desde el Despacho Oval
Un giro político y sanitario
El acuerdo llega en un momento en que el debate sobre el costo de los medicamentos y la epidemia de obesidad en Estados Unidos ocupa un lugar central en la agenda de salud pública.
Convertir un tratamiento de lujo en una opción accesible podría redefinir la relación entre industria farmacéutica, Estado y pacientes.
La pregunta es si esta medida marcará un cambio duradero o si será solo una tregua temporal en la batalla por los precios de la salud.