Querétaro celebra un año más desde su supuesta fundación, pero la historia detrás de este acontecimiento está más ligada al mito que a los hechos comprobables, señala historiadora
Cada 25 de julio, Querétaro recuerda su fundación con base en un relato que mezcla religión, conquista y milagro. Sin embargo, buena parte de lo que se conoce como su "mito fundacional" ha sido cuestionado por especialistas, tanto por la falta de registros contemporáneos como por las intenciones que había detrás de esa narrativa.
De acuerdo con el mito, la ciudad fue fundada el 25 de julio de 1531, durante una batalla entre indígenas otomíes y chichimecas contra los españoles, en el Cerro del Sangremal. La historia más difundida cuenta que en pleno combate, un eclipse oscureció el cielo y apareció Santiago Apóstol montado en un caballo blanco. Esa supuesta "señal divina" llevó a la rendición inmediata de los pueblos originarios.
Aquel suceso marcó ?según el relato? el inicio de una nueva ciudad fundada bajo la paz y la fe. El caudillo otomí Conín se convirtió al cristianismo y adoptó el nombre de Fernando de Tapia. El Convento de la Santa Cruz fue construido donde ocurrió el "milagro" y, hasta hoy, el escudo de Querétaro muestra a Santiago Matamoros, símbolo de aquel momento mítico.
Pero ¿qué hay de cierto en todo esto?
La historiadora Ana Cecilia Figueroa Velázquez explicó que este relato se escribió más de dos siglos después de los hechos que narra, concretamente en el siglo XVIII. "En los registros del siglo XVI y XVII no hay ninguna mención a Santiago Apóstol. La figura de Fernando de Tapia aparece asociada a un documento ligado a su nieta, quien había heredado su fortuna. Fue entonces cuando un fraile lo incorpora como protagonista de la fundación", explicó.
Más que un hecho histórico comprobado, el mito fundacional ha servido como una herramienta para dotar de identidad a la ciudad. Como otros relatos simbólicos del pasado, refleja más las aspiraciones, tensiones e intereses de la época en la que fue construido que lo que realmente ocurrió.
Aunque los detalles puedan estar rodeados de leyenda, el mito sigue vigente en plazas, escudos, nombres de calles y celebraciones religiosas. Y Querétaro, como muchas otras ciudades del mundo, convive con una fundación que mezcla historia, fe y narrativa.