Especialistas alertan sobre los riesgos del mal uso del botox y recomiendan acudir solo con profesionales certificados
Aunque el uso de toxina botulínica tipo A, mejor conocida como ??botox??, se ha popularizado en tratamientos estéticos para atenuar líneas de expresión, prevenir el envejecimiento facial y otros tratamientos tanto estéticos como de salud, especialistas advierten que su aplicación debe realizarse únicamente por profesionales certificados, debido a los riesgos que implica su uso inadecuado.
De acuerdo con datos del Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (CMCPER), en México se realizan más de 90 mil procedimientos estéticos no quirúrgicos al año, siendo el botox uno de los más demandados.
En el estado de Querétaro se estima que la demanda se da principalmente en mujeres de entre 28 y 45 años.
Su uso, regulado por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), está aprobado en México para tratar arrugas en el entrecejo, patas de gallo y frente, además de indicaciones médicas como el bruxismo, la hiperhidrosis y algunos tipos de migraña.
Sin embargo, la creciente oferta de procedimientos exprés o en lugares no autorizados ?desde spas hasta consultorios improvisados? ha encendido las alertas del sector médico.
En lo que va de 2025, la Cofepris ha emitido al menos 15 alertas sanitarias por la comercialización de toxina botulínica falsificada o sin registro sanitario.
Los expertos recomiendan verificar que el médico tenga cédula profesional y formación específica en dermatología, medicina estética o cirugía plástica, así como asegurarse de que el producto esté autorizado por Cofepris.
Aunque el botox es un tratamiento seguro cuando se aplica correctamente, su uso inadecuado puede generar complicaciones tanto estéticas como médicas. Entre los efectos adversos más comunes destacan:
Especialistas advierten que uno de los riesgos más graves es la aplicación por personal no médico, como cosmetólogas, odontólogos sin especialización, o incluso en clínicas sin supervisión sanitaria.
La recomendación médica es iniciar estos tratamientos solo cuando hay una indicación clara y siempre bajo supervisión profesional.