Hoy como cada año desde hace un lustro, en las primeras semanas de enero, las calles de la periferia de nuestra ciudad son testigos de un acto de bondad que ha dejado huella en cientos de personas.
Eva Zhen, una mujer de origen asiático, se ha convertido en un símbolo de esperanza para las comunidades más vulnerables, entregando comida caliente como parte de una tradición que inició con la pandemia.
En esta actividad se involucra parte de su familia, pero también sus trabajadores como cocineros y meseras, así como conocidas personas que apoyan con la repartición de los platillos que preparan en un conocido restaurante que se ubica en Calle 26 y Sinaloa, tal es el caso de Yeni, su jefa de meseras.
"Son 150 platillos tienen arroz, tiene brócoli con pollo y tienen los chun kun"... "Ella nada más los regala porque le nació de la pandemia gente que se quedó sin trabajo gente que batalló por comida y pues por muchas cosas, esto fue, empezó después de la pandemia".
El primer año de esta actividad la realizó debido a la pandemia, cuando algunas personas se quedaron sin trabajo y a pesar de los esfuerzos por los que pasaba el restaurante, ella y su equipo decidieron donar alimento para quienes más lo necesitaban.
En esta ocasión cocinó 150 platos y los envió a un asentamiento en las afueras de la ciudad, así como a personas que viven en el Basurón Municipal.
Lo que comenzó como un gesto humilde se ha convertido en una tradición anual y hoy, Eva cuenta con la ayuda de amigos y voluntarios que se suman a su causa.
