La reforestación se ha convertido en una de las acciones más efectivas para combatir la contaminación y el cambio climático. Plantar árboles no solo mejora el paisaje, sino que también tiene un impacto directo en la salud del planeta. Un árbol maduro puede producir el oxigeno necesario para 2 personas al día, además de absorber hasta 22 kilogramos de dióxido de carbono al año.
En las ciudades contaminadas, los árboles son aliados fundamentales ya que:
En contextos urbanos donde la calidad del aire es cada vez más preocupante, como ocurre en ciudades industrializadas, la reforestación representa una alternativa urgente y necesaria. Invertir en árboles es invertir en salud, bienestar y sustentabilidad. Reforestar es sembrar esperanza para las próximas generaciones.