El programa de Becas para el Bienestar Benito Juárez cerró el año con 630 mil 682 estudiantes beneficiados en Oaxaca, impulsado por una inversión de 5 mil 853 millones 810 mil pesos, una de las más altas destinadas a la permanencia escolar en la entidad. Este apoyo económico se ha convertido en un recurso para que niñas, niños y jóvenes continúen sus estudios en medio de condiciones de pobreza, marginación y dispersión geográfica que caracterizan a amplias zonas del estado.
La distribución de recursos muestra un alcance amplio y diferenciado según el nivel educativo. A través del programa "Rita Cetina", dirigido al nivel básico, se destinaron 3 mil 539 millones 609 mil 500 pesos para 452 mil 699 estudiantes, lo que representó un respaldo directo para 349 mil 839 familias. En educación media superior, la beca "Benito Juárez" alcanzó a 145 mil 983 jóvenes, con un monto anual de 277 millones 367 mil 700 pesos, mientras que "Jóvenes Escribiendo el Futuro" apoyó a 32 mil universitarios, quienes recibieron 927 millones 362 mil pesos distribuidos a lo largo del año, destinados a sostener su permanencia en instituciones de educación superior.
El impacto del programa también se refleja en los resultados de evaluaciones como la del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL 2024) que registró una reducción del abandono escolar de 0.48 % en primaria y 1.36 % en secundaria en escuelas con mayor presencia de becarios. En municipios con alta marginación, las primarias indígenas mostraron descensos de hasta 1.18 %, apuntando que las becas funcionan como un incentivo efectivo para evitar la deserción, con efectos más notorios en secundaria, donde los riesgos de abandono son mayores.
En el caso de zonas rurales e indígenas, el programa ha extendido su cobertura mediante coordinación con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, además de asambleas informativas que facilitan los procesos de inscripción. Aun así, persisten desafíos que las becas no alcanzan a resolver: la distancia y la falta de transporte, la precariedad de infraestructura, la presión económica familiar y, en muchos casos, el trabajo infantil. Estas limitaciones se reflejan especialmente en el nivel superior, donde la cobertura neta universitaria en Oaxaca sigue siendo apenas la mitad del promedio nacional, evidenciando un rezago que impide que más becarios logren avanzar hacia estudios profesionales.