En Oaxaca, casi la mitad de las personas de 60 años o más que aún trabajan lo hacen en el campo: 44.4% del total de ocupados en ese grupo se concentra en actividades agropecuarias, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del segundo trimestre de 2025. Esa presencia de adultos mayores en el agro se acentúa en regiones rurales con fuerte tradición campesina: la Mixteca, la Sierra Sur, la Costa y la Cuenca del Papaloapan concentran altos niveles de jornalerismo, lo que sugiere que allí los mayores siguen sosteniendo labores de cultivo, ganadería y pesca ante la ausencia de relevo joven.
Tenemos que destacar que existen esquemas federales como la Pensión para el Bienestar de los Adultos Mayores (dirigida a quienes tienen 65 años o más) y el programa de vinculación productiva del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM). A nivel estatal, el gobierno de Oaxaca tiene un programa de "Pensión Alimentaria Bienestar para Adultos Mayores de 70 y más años del Estado de Oaxaca".
Sin embargo, no están específicamente orientadas a los adultos mayores que siguen trabajando en el campo debido a que los apoyos suelen ser generales. A su vez, la informalidad del campo hace difícil que estos trabajadores estén cubiertos por la seguridad social o programas de retiro laboral; el mayor número de población dedicada al campo se encuentra en situación de extrema pobreza, según un informe del Consejo Nacional de Evaluación (Coneval); De 923 municipios con 80% o más de población jornalera agrícola en situación de pobreza, 8 de cada 10 se localizan en Oaxaca.
Trabajar la tierra implica esfuerzo físico constante, exposición al clima, largos días, y pocas oportunidades de descanso. Cuando quien cultiva tiene ya 60 años o más, esos factores pueden generar desgaste, enfermedades crónico-degenerativas y mayor riesgo de accidente; ya que el 62.7 % de las personas mayores tienen alguna discapacidad o limitación, un dato que obliga a replantear políticas laborales y de bienestar para el envejecimiento rural.