En Oaxaca, la medicina tradicional practicada por curanderos, parteras y herbolarios sigue siendo el pilar de la atención sanitaria para amplias comunidades indígenas. La Secretaría de Salud federal reconoce que esta herencia milenaria acompaña a los pueblos originarios desde tiempos inmemoriales.
Aunque se suele afirmar que "más del 70 % de la población indígena" recurre a la medicina tradicional en Oaxaca, no existen estadísticas oficiales desagregadas por entidad que confirmen ese porcentaje con exactitud. Lo que sí se sabe es que, en una reciente Jornada de Medicina Tradicional organizada por los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO) en Villa de Etla, más de 500 personas asistieron y recibieron 300 atenciones; desde limpias y curaciones de susto hasta masajes terapéuticos y quiropraxia, a cargo de 10 médicos tradicionales y 10 terapeutas contemporáneos.
Los herbolarios oaxaqueños tratan principalmente problemas digestivos (gastritis, cólicos) con infusiones de hierbas como epazote y hierba santa, dolores musculares y articulares mediante sobadas, cataplasmas de árnica o gordolobo, trastornos del "mal de ojo" y sustos, con rituales de limpia usando hierbas aromáticas y copal. Así como procesos respiratorios leves, con vaporizaciones de eucalipto o guayabilla.
No obstante, la bibliografía científica es aún escasa ya que faltan ensayos clínicos rigurosos que avalen dosis, toxicidad y posibles interacciones con fármacos convencionales.
Para dotar de un marco técnico y proteger a la población, la Secretaría de Salud de Oaxaca impulsa el Programa de Saberes de Medicina Tradicional, cuyo objetivo es preservar, difundir y enseñar estas prácticas bajo criterios de calidad y pertinencia cultural en localidades con más del 40 por ciento de población indígena y/o afromexicana donde la medicina tradicional sigue vigente. La enseñanza se organiza a través de grupos de aprendizaje, integrados por un/a terapeuta o practicante de medicina tradicional y diez aprendices, alcanzando un total de 34 grupos beneficiados.
La medicina tradicional ha mostrado eficacia real para dolencias cotidianas. No obstante, la carencia de evidencia científica y de vigilancia sanitaria convierte en una "apuesta a ciegas" su aplicación en patologías complejas o al combinarse con fármacos de la medicina occidental.