A pocos días de la celebración de la Virgen de Guadalupe, los vendedores instalados afuera de la parroquia de la Santa Cruz, en Salina Cruz, se preparan para una temporada que sienten distinta a la de años anteriores. Aunque continúan ofreciendo trajes típicos, faldas, collares y sombreros para los niños, reconocen que la demanda ha disminuido y que la tradición ya no se vive con la misma intensidad.
"Pero que ellas digan de corazón que voy a vestir a mi hijo de 3 años yano, ya no es como antes"
Los comerciantes señalan que uno de los factores que más ha afectado sus ventas es la reubicación de los puestos, ya que antes se encontraban en el parque La Independencia, un punto céntrico y concurrido que favorecía el movimiento comercial. Ahora, al estar a las afueras de la iglesia, la afluencia es menor.
"Es más normal que la gente vaya al mercado y vea el producto y lo voy a comprar o se lo regale a algún familiar o demás a que venga hasta acá a buscarlo"
Asimismo, reconocen que la forma de participar en la festividad ha cambiado, especialmente entre las nuevas generaciones. Aunque después de la pandemia hubo un repunte en la compra de trajes infantiles, y tiempo después ha reducido notablemente las ventas en una temporada que solía ser la más fuerte del año.
"Antes de la pandemia si había gente, pero no bastante ahorita sí creo que porque muchos tienen más bebes"
A pesar de estas dificultades, los vendedores mantienen la esperanza de que el movimiento repunte conforme se acerque el 12 de diciembre. Consideran que la tradición guadalupana sigue viva en la comunidad y confían que las familias regresen a participar, permitiendo recuperar parte de las ventas y mantener viva una celebración que, para ellos, es más que una costumbre: es un legado de fe y cultura.
"Porque era la fiesta de la virgen de Guadalupe ahorita pues ya todo lo vemos en televisión o por celular ya se han acabado esas visitas esas costumbres"