Autopistas que unen pero también aíslan: el costo de la modernización vial

La reciente inauguración de nuevas autopistas en Nayarit, como la Tepic?Compostela, ha traído consigo una notable reducción en tiempos de traslado y una mayor conectividad hacia la Riviera Nayarit. Sin embargo, el desarrollo vial también deja un efecto colateral que pocas veces se considera: el aislamiento económico de las comunidades que quedan fuera de la ruta rápida.

Las autopistas están diseñadas para agilizar el flujo vehicular entre puntos distantes, pero al hacerlo, eliminan las tradicionales paradas en camino que durante décadas sostuvieron la economía local de decenas de familias.

 "Lamentablemente, sí se llegan a aislar ese tipo de comunidades", advirtió Georgina Ocampo, presidenta de la Asociación Civil de Hoteles y Moteles del Sur de Nayarit.

Un ejemplo claro es Jalcocotán, la comunidad costera que durante años fue el paso obligatorio hacia San Blas. La nueva autopista Tepic?San Blas redujo el recorrido de una hora a solo 30 minutos, pero también desvió completamente el tránsito, dejando descobijados a comercios, fondas y servicios que dependían del flujo constante de viajeros. Pese al impacto, Ocampo señala que aún existe un mercado que seguirá transitando por las carreteras libres.

"Hay segmentos que continuarán usando las carreteras federales, sobre todo quienes tienen un poder adquisitivo más bajo. Ese mercado seguirá llegando a estas zonas".

La modernización vial, sin embargo, plantea una dicotomía: impulsa la industria turística del sur del estado y facilita la llegada de más de un millón de visitantes cada verano ?con una derrama estimada en más de 5 mil millones de pesos?, pero no distribuye los beneficios de forma pareja.

"Es una dicotomía", reconoce Ocampo. "Estas autopistas nos conectan mejor con la Riviera Nayarit, nuestra principal industria".

El desarrollo avanza, pero la pregunta permanece vigente:

¿Quiénes ganan realmente con estas autopistas? y quiénes se quedan atrás?