Desde que tengo memoria, he vivido con una obsesión casi patológica por las películas de acción.
Sylvester Stallone era mi sensei con gafas oscuras en Cobra, Bruce Willis mi mentor cínico en Duro de Matar, y Will Smith? bueno, él era pura dinamita cool en Bad Boys.
Y así, un día cualquiera, decidí que ya era suficiente con mirar. Había llegado la hora de actuar. tenía que disparar un arma, aunque los proyectiles sean balines. Fue así como llegué a Shot Camp, una especie de Disneylandia para adultos con complejo de acción heroica.
Lo primero que aprendí es que disparar no tiene nada de fácil. No es solo apretar el gatillo con cara de Clint Eastwood. Hay técnica, hay postura, hay precisión.
Y como toda buena historia de acción necesita un compañero, invité a mi camarógrafo estrella, juntos, como pareja explosiva, nos tiramos al piso, pecho contra la tierra, a atravesar un circuito que parecía sacado de Call of Duty.
No se trata solo de tirar balines. Se trata de vivir una fantasía. De desconectarte, sudar el estrés y recordar que, en algún rincón de nuestra rutina, aún late ese niño que soñaba con salvar el mundo.
FACEBOOK: SHOT CAMP México
INSTAGRAM: @shotcampmexico