El fentanilo, un opioide sintético extremadamente potente, ha generado una crisis de salud pública en Estados Unidos. Pero, ¿qué tan presente está esta sustancia en México, y específicamente en el Valle de Toluca?
A pesar de ser un importante centro de tráfico de fentanilo, México ha logrado evitar una epidemia a gran escala dentro de sus fronteras.
Sin embargo, La Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones ha catalogado al fentanilo como una droga emergente debido al aumento en el número de consumidores que buscan tratamiento. Aunque los consumidores de opioides representan una minoría, el crecimiento de este segmento es preocupante.
13 estados de México, incluyendo al Estado de México y las demarcaciones más pobladas del país, no cuentan con el equipo necesario para detectar el fentanilo. Esta carencia dificulta el conteo preciso de las muertes por sobredosis relacionadas con esta sustancia y genera una subestimación del problema.
Según datos del Centro de Integración Juvenil Toluca, los casos de consumo de fentanilo atendidos durante este año en la entidad han sido escasos, reduciéndose únicamente a dos y corresponden a personas que consumieron la droga en otros estados del país.
La escasez de casos reportados en el Estado de México no significa necesariamente que el fentanilo esté ausente. La falta de pruebas y la naturaleza clandestina del consumo de drogas pueden ocultar la verdadera dimensión del problema
Si bien los datos disponibles sugieren que el consumo de fentanilo en el Estado de México y el Valle de Toluca es limitado en comparación con otras regiones, es necesario realizar, la falta de información precisa impide desarrollar estrategias de prevención y tratamiento adecuadas.