Detenciones arbitrarias por jugar cartas, agravios contra periodistas y supuestas "revisiones de rutina" que terminan en violencia o extorsión: los abusos policiales en el Estado de México siguen siendo una realidad cotidiana, fracturando la confianza de la sociedad en sus cuerpos de seguridad.
Un análisis del Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, titulado "Algunos aspectos de las policías mejor evaluadas por la ciudadanía",confirma que en México, la policía es una de las instituciones con menor nivel de confianza, sólo por encima de los partidos políticos.; donde penas un 33.3?% de la población confía en los cuerpos policiales.
El Estado de México se ubica como el tercer estado del país con menor confianza en su policía, con solo 50.5 por ciento de aceptación. La situación es aún más crítica en el ámbito municipal, donde apenas el 48.1 por ciento de los ciudadanos confía en sus policías locales.
Por su parte, el Centro Nacional de Investigación en Política Pública documenta más de 10 mil denuncias registradas ante la Fiscalía General de Justicia del Estado de México desde 2017 hasta la fecha, todas por abusos policiales.
Este término agrupa una amplia gama de conductas indebidas por parte de agentes de seguridad: uso excesivo de la fuerza, detenciones sin justificación legal, prácticas discriminatorias, extorsión, amenazas, y corrupción.
Expertos en seguridad y política pública coinciden en que el problema no puede solucionarse sólo con castigos ejemplares o depuraciones. Hace falta una reingeniería integral: protocolos de actuación con enfoque en derechos humanos, capacitación constante y, sobre todo, salarios dignos que permitan a los policías ejercer su función sin depender de prácticas indebidas para subsistir.
Mientras tanto, la ciudadanía continúa enfrentando un doble riesgo: el de los criminales? y el de quienes deberían protegerla.