Aunque siguen de pie, muchos oficios tradicionales atraviesan una etapa de declive silencioso.
Durante décadas personas con oficios como electricistas, plomeros y carpinteros fueron indispensables en los hogares y comunidades, pero hoy la situación ha cambiado, pues aún abren sus puertas cada día, pero con menos clientes, menos aprendices y, en muchos casos, menos reconocimiento.
En el Estado de México, 3.7 millones de personas laboran en la informalidad, incluyendo a trabajadores por cuenta propia y comerciantes ambulantes. Entre ellos están oficios tradicionales como electricistas, plomeros, carpinteros, costureras y herreros, quienes han sido fundamentales en la vida diaria durante generaciones.
Ellos son Pedro y Jovani, carpinteros con más de 50 y 20 años de experiencia, respectivamente. Aunque su oficio sigue vigente, la modernización y la llegada de la gran industria de muebles baratos y de mala calidad han puesto en gran riesgo esta tradición artesanal.
Adicionalmente, cada vez menos jóvenes están interesados en aprender y continuar con estas ocupaciones esenciales como una actividad económica, tal como lo hicieron Pedro y Jovani.
"La carpintería no es un trabajo fácil", señalan estos carpinteros, quienes destacan que requiere dedicación, paciencia y un profundo conocimiento del oficio. Aunque muchos jóvenes comienzan como chalanes, la mayoría, mencionan los carpinteros, tiene intereses personales que van en otra dirección.
Para ellos, es muy importante que el oficio y los demás se mantengan, pues de él han vivido toda su vida a pesar de las amenazas y obstáculos. Además, esperan que los jóvenes reconozcan su valor y decidan continuar con esta tradición, ya que advierten y temen que en 20 años o menos se pierda el oficio debido a la industrialización y la falta de interés.