Desde el pasado domingo 30 de marzo, arrancaron las campañas para las candidaturas a elección del Poder Judicial, marcando el inicio de un maratón electoral de 60 días rumbo al 1 de junio.
En esta inédita contienda, los votantes deberán elegir a quiénes ocuparán los 881 cargos del Poder Judicial, tanto federal como estatal, en una elección que no solo es histórica, sino profundamente inusual por su forma y su fondo.
A diferencia de las campañas tradicionales protagonizadas por aspirantes a presidencias municipales, diputaciones o senadurías, esta elección judicial se distancia del ruido de los mítines, las caravanas y los espectaculares.
Las y los aspirantes a jueces, magistrados y ministros han tenido que trasladar su presencia a las redes sociales, utilizando memes, reels, videos explicativos y todo tipo de contenido creativo con tal de hacerse un nombre en una arena electoral que se estrena en el país.
Este nuevo modelo de campaña obliga a los aspirantes a jueces a ser más ingeniosos que nunca.
El gran reto ahora no es solo para los aspirantes, sino para la ciudadanía y las autoridades electorales: cómo lograr que este proceso resulte suficientemente atractivo para despertar el interés de los votantes, promover la participación y fomentar una cultura cívica alrededor del Poder Judicial.
El éxito de esta contienda no dependerá solo de las propuestas o perfiles, sino de la capacidad para conectar con una ciudadanía aún poco familiarizada con votar por quienes imparten justicia