Me siento como un niño otra vez. No es la primera vez que me encuentro en un zoológico, pero el Bioparque Estrella tiene algo especial.
Aquí, entre jirafas que te miran con ojos tiernos y elefantes que resoplan con indiferencia, me siento más pequeño y más vivo que nunca. Alimentar a una jirafa es una experiencia casi religiosa. Sientes la calidez de su lengua áspera contra tu mano, y por un instante, eres parte de su mundo.
Después de mi encuentro con la fauna africana, me aventuré en EXCALIBUR.
No, no estoy hablando de la espada del Rey Arturo, sino de una montaña rusa que me puso a prueba. Confieso que no soy un gran fanático de las alturas, pero algo me impulsó a subir. Y vaya que valió la pena. La adrenalina bombeando por mis venas, el viento en el rostro... ¡Toda una experiencia!
El gran final fue un viaje a la era jurásica. Rodeado de dinosaurios animatrónicos que rugían y se movían con un realismo asombroso, me sentí como un niño otra vez. El T-Rex, con sus dientes afilados y su mirada amenazadora, me recordó por qué las películas de Spielberg siguen siendo un clásico.
El Bioparque Estrella es más que un zoológico; es un escape de la rutina, en un mundo cada vez más artificial, este lugar nos recuerda nuestra conexión con la naturaleza y nos invita a reconectar con nuestro lado salvaje.
En esta epoca decembrinas Bioparque Estrella estará abierto de lunes a lunes de 10:00 am a 6:00 pm. ¡No te lo pierdas!
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