Las motocicletas han formado parte del paisaje mexicano desde tiempos en que Pedro Infante interpretaba a un policía cantando "Parece que va a llover", hasta la actualidad, donde basta un clic para que una moto lleve un pedido a la puerta de tu casa
Su presencia es inconfundible y cada vez más visible: desde jóvenes con chamarras de cuero y cascos brillantes, hasta repartidores que cruzan la ciudad a toda prisa, y las motos abandonadas tras un accidente.
En México, el parque vehicular de motocicletas ha crecido de manera significativa en los últimos años, superando los 7 millones de unidades en circulación en 2024. Las ventas también se han disparado, acercándose a 1.5 millones de unidades vendidas en ese mismo año.
Más allá de las opiniones encontradas, es imposible negar el ruido -literal y figurado- que generan cada vez que aparecen en escena.
Más que un vehículo: símbolo de libertad y necesidad económica
Desde principios del siglo XX, la moto se consolidó como un emblema de libertad e independencia, influenciada por el cine, la música y la contracultura.
Para muchos, representa aventura, autonomía y una manera de moverse sin las restricciones del tráfico o los altos costos de los autos.
En un país donde comprar casa o un auto propio se vuelve inalcanzable para amplios sectores, la moto es la forma más cercana para muchos jóvenes de alcanzar esa independencia y propiedad tan anhelada.
Las rodadas -paseos en grupo organizados por clubes o eventos- reflejan esta cultura, celebrando la comunidad, la pasión por las dos ruedas y, a veces, el espíritu de rebeldía.
Sin embargo, estas actividades también pueden generar congestión y accidentes, especialmente cuando no están reguladas
La moto como motor económico y herramienta de supervivencia
Las plataformas de entrega como Uber Eats, Rappi y DiDi han convertido a las motocicletas en un pilar esencial para la economía informal en ciudades como CDMX, Guadalajara y Monterrey.
La inversión inicial relativamente baja y el bajo costo de mantenimiento hacen que la moto sea una opción accesible para generar ingresos.
El mantenimiento anual de una motocicleta en México cuesta en promedio alrededor de 21,000 pesos, mientras que el de un automóvil compacto puede llegar a aproximadamente 42,000 pesos. Estos costos incluyen gasolina, mantenimiento preventivo, repuestos comunes, seguro y otros gastos, lo que significa que mantener una moto resulta casi un 50% más barato.
Esta diferencia se debe principalmente al menor consumo de combustible, costos más bajos en refacciones y servicios, además de trámites y seguros más económicos en las motos.
Carlos Alberto Cárdenas Ochoa, un motociclista que usa su moto desde los 17 años, ejemplifica este uso pragmático. Para él, la moto no es un símbolo de rebeldía ni un lujo, sino una herramienta para mantener su economía a flote y ahorrar tiempo en el tráfico diario.
Deja el automóvil familiar para emergencias o salidas específicas y se mueve con su moto a diario, consciente de las desventajas y riesgos que conlleva, pero valorando su eficiencia y bajo costo
Seguridad y desafíos: la realidad de las dos ruedas
La vulnerabilidad es un punto clave en el mundo de los motociclistas. En la Ciudad de México, por ejemplo, los motociclistas representan más del 40% de las víctimas fatales en accidentes viales, con un aumento constante en los últimos años.
Los factores que influyen son variados: desde conductores imprudentes, falta de infraestructura adecuada y ausencia de vigilancia, hasta la agresión directa de otros automovilistas.
Carlos, que también conduce automóvil, ha experimentado cómo otros conductores lo han encerrado a propósito, evidenciando la falta de cultura vial y respeto mutuo.
En ocasiones, la necesidad obliga a tomar decisiones difíciles, como subir a la banqueta en zonas inundadas para evitar accidentes.
Este tipo de situaciones reflejan un entorno urbano poco amigable para las motos, donde la regulación y la educación vial quedan rezagadas
Entre la cultura biker y las prácticas riesgosas
La cultura biker en México es todo un mundo: desde clubes organizados que promueven rodadas y actividades para la comunidad, hasta grupos más rebeldes que hacen carreras clandestinas o acrobacias arriesgadas.
Aunque estos últimos son minoría, su impacto visual alimenta una imagen ambivalente de los motociclistas.
Un claro ejemplo es el Acamoto, evento que junta a miles de entusiastas y que deja una fuerte derrama económica (en mayo de 2025, 987 millones de pesos en Acapulco con 105 mil visitantes).
Pero no todo es fiesta: en esos tres días hubo ocho motociclistas muertos en accidentes, 42 detenidos por faltas administrativas -incluido un responsable por la muerte de un peatón-, 290 multas y 115 motos decomisadas, tres con reporte de robo.
Esto deja claro que la comunidad biker es grande y vibrante, pero que la seguridad y la regulación tienen que ir de la mano
Casco certificado: clave para salvar vidas
Usar un casco certificado (con normas DOT o ECE) reduce en un 40% el riesgo de morir en un accidente y puede disminuir hasta un 70% la gravedad de las lesiones. Por eso no basta con usar cualquier casco, es vital que sea de calidad certificada.
La Organización Mundial de la Salud dice que los accidentes de tránsito matan a 1.2 millones de personas al año en el mundo, y son la principal causa de muerte en jóvenes de 15 a 29 años. De estas muertes, casi la mitad (49%) corresponde a usuarios vulnerables como motociclistas, peatones y ciclistas.
En México, durante 2023 hubo más de 79,000 accidentes con motos. Los estados con más accidentes son Nuevo León, Guanajuato y Yucatán; mientras que Tlaxcala, Zacatecas y Tabasco reportan los números más bajos.
El 38% de estos accidentes termina en muerte, y más de la mitad se deben a derrapes o colisiones
La moto: símbolo de adaptación y esperanza
La motocicleta, más allá de su imagen, es para muchos mexicanos una respuesta práctica a la precariedad económica y los retos de la movilidad urbana.
Representa ahorro, eficiencia y una forma de llegar puntual al trabajo sin que el bolsillo se resienta.
Sin embargo, la mayoría de quienes dependen de este vehículo también sueñan con mejores condiciones: seguridad vial, regulación efectiva y precios accesibles que permitan cambiar la moto por un auto cuando las circunstancias lo permitan.
¿Será posible entonces construir un futuro donde la moto sea un vehículo seguro, respetado y regulado, que combine la tradición de libertad con la modernidad de una movilidad sostenible?
Esta es la pregunta que queda en el aire, mientras las dos ruedas continúan girando por las calles de México, llevando consigo historias de vida, trabajo y pasión.