Kananaskis (Canadá) (EFE).- Los líderes del G7 empezarán a llegar el domingo a las Montañas Rocosas de Canadá para celebrar una cumbre marcada por conflictos militares, como el de Ucrania, Gaza y ahora el de Israel-Irán, así como comerciales, estos últimos desatados por las políticas arancelarias de Donald Trump.
Además de los líderes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, en el complejo turístico de Kananaskis, a unos 90 kilómetros al oeste de Calgary, se espera a los presidentes de México, Brasil, Ucrania, Corea del Sur y Sudáfrica, así como los primeros ministros de Australia y la India.
Aunque la agenda oficial de la reunión está centrada en los temas de paz y seguridad, seguridad energética y transición digital, además de medidas para garantizar inversiones que mejoren la economía mundial, el trasfondo de la cumbre es el conflicto comercial provocado por Trump.
Todos los líderes presentes en Kananaskis intentarán mantener reuniones bilaterales con Trump al margen de la cumbre para intentar avanzar las negociaciones que mantienen con Washington para eliminar o reducir los aranceles impuestos por Estados Unidos en las últimas semanas.
Y como anfitrión de la cumbre, y líder de una de las naciones más afectadas económicamente por el regreso de Trump a la Casa Blanca, el primer ministro canadiense, Mark Carney, será uno de los que tendrá garantizado un cara a cara con el presidente estadounidense.
La relación entre Carney y Trump
Para alivio de los canadienses, de momento, la conexión personal entre Trump y Carney ha sido fluida, en contraste con la beligerante relación que el líder republicano mantuvo con Justin Trudeau, el anterior primer ministro canadiense.
Carney llegó al poder en marzo de este año en gran parte gracias a las acciones de Trump, que primero anunció que impondría aranceles a su principal socio y luego aumentó la presión con la amenaza de la anexión de Canadá.
Trump y Carney llevan semanas negociando una nueva relación comercial que sustituya la que durante décadas, prácticamente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, paulatinamente aumentó la integración de los dos países, especialmente en sectores como el automóvil.