En las aulas veracruzanas, cientos de niñas y niños enfrentan diariamente un obstáculo que pocos reconocen, la dislexia.
Este trastorno del aprendizaje, que afecta la lectura, la escritura y la comprensión, suele pasar desapercibido entre los docentes y tutores lo que provoca consecuencias académicas pero sobre todo emocionales profundas.
APROXIMADAMENTE 2.2 MILLONES DE MENORES. DE MENORES PODRÍAN VIVIR CON DISLEXIA EN MÉXICO
FUENTE: INSTITUTO NACIONAL DE NEUROLOGÍA Y NEUROCIRUGÍA,
De acuerdo con estimaciones del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, del 10 al 15 por ciento de los niños en México presentan algún grado de dislexia, aunque en muchos casos lamentablemente no son diagnosticados formalmente.
Aunque no existen cifras oficiales de la niñez que padece dislexia en el estado, especialistas del sector educativo advierten que la falta de detección temprana y de capacitación docente contribuye a que estos alumnos sean confundidos con estudiantes distraídos, perezosos o con bajo coeficiente intelectual.
LOS DIAGNÓSTICOS PARA IDENTIFICAR CASOS CON DISLEXIA PUEDEN COSTAR ALREDEDOR DE 4 MIL PESOS POR NIÑO
FUENTE: UNAM GLOBAL
Para garantizar que las infancias con dislexia desarrollen plenamente sus habilidades lectoras y escritoras, se requieren acciones como implementar programas de detección temprana en escuelas públicas, capacitar a maestros y educadores en estrategias específicas de enseñanza para dislexia así como proveer recursos adaptados, pero sobre todo romper con el estigma.
La dislexia es una barrera que compromete el aprendizaje, la autoestima y el futuro de cientos de niños. Detectarla y atenderla a tiempo es una obligación educativa y un derecho que aún está por realizarse.