Zacatecas, Zac.- El empleo agrícola en Zacatecas es el más vulnerable de la economía. A pesar de generar miles de puestos de trabajo directos e indirectos, el sector opera bajo un esquema de alta informalidad y una grave escasez de trabajos fijos.
La naturaleza del trabajo en el campo es, por definición, inestable. Los empleos directos suelen ser solo para personal de confianza, mientras que la gran mayoría son eventuales, requeridos solo para la siembra y la cosecha.
"Recordemos que el empleo del campo es un empleo generalmente eventual, es cíclico, es por temporal o es por riego", explica Maricruz González Ruvalcaba, Subsecretaria del Servicio Nacional del Empleo (SNE) en Zacatecas. "Tiene muchos factores que nosotros también tenemos que analizar y pues apoyarnos de las empresas para que también tengan las mejores condiciones".
La estructura laboral del campo en Zacatecas es fundamentalmente familiar y no remunerada. Según datos del INEGI, en el 90% de todas las unidades de producción (123,798), los propios productores trabajan sin recibir un sueldo. Además, en más de la mitad de las fincas (53.3%), los familiares también trabajan sin remuneración.
Esta informalidad generalizada contrasta con la escasa oferta de empleo formal. El SNE estima que solo existen entre 5,000 y 6,000 empleos formales en el campo zacatecano. Como medida paliativa, se ofrecen plazas mediante programas federales, pero estas apenas alcanzan 628 ofertas para jornaleros, con un salario diario de $360 a $450 pesos.
Estas cifras oficiales contrastan drásticamente con la fuerza laboral real que, según los propios productores, opera en la informalidad. El censo agropecuario considera más de 137 mil unidades de producción activas. Líderes agrícolas estiman que en Zacatecas hay cerca de 90,000 empleos directos y 27,000 indirectos, con un salario promedio de $450 pesos diarios para jornaleros y de $500 a $700 para especialistas como tractoristas.
El problema de fondo es la rentabilidad, explica Alberto Santiago Murillo, representante de agricultores. "El problema del campo es que los productos no valen. Cuando un producto no vale, no puedes tú darle un servicio de seguro médico, seguro de vida o una pensión especializada como cualquier otra empresa que sí cuenta con recursos fijos".
Atrapados entre la inestabilidad de los ciclos de siembra y un mercado que no paga lo suficiente, miles de jornaleros y productores viven al día, sin acceso a seguridad social y perpetuando un ciclo de vulnerabilidad económica.