Los motores de reluctancia variable (SRM) ofrecen una solución ingeniosa: funcionan sin imanes permanentes, reduciendo costos y dependencia de tierras raras. Aunque fueron concebidos en el siglo XIX, su aplicación moderna se fortaleció con avances en control electrónico.
Su principio se basa en la reluctancia magnética: el rotor se alinea con zonas de menor resistencia al campo magnético generado por el estator. Esto permite el movimiento sin necesidad de escobillas ni imanes, pero requiere sistemas de control avanzados para lograr sincronización eficiente.
Entre sus ventajas, destacan su bajo costo de producción, alta tolerancia térmica, mantenimiento mínimo y buena eficiencia a altas velocidades. Frente a los motores eléctricos tradicionales, sacrifican algo de suavidad (por mayor ruido y vibración) a cambio de una estructura más simple y robusta.
Además, incorporan frenado regenerativo, una técnica que convierte la energía cinética en electricidad al desacelerar. Este sistema no solo reduce el desgaste mecánico, sino que permite recuperar energía y mejorar la eficiencia general del vehículo, lo que los convierte en una opción ideal para la movilidad sostenible.
Ya se utilizan en modelos como el Tesla Model 3 (motor trasero), el Lucid Air, y en vehículos industriales y buses eléctricos en países como China e India. Aunque aún no dominan el mercado, su adopción se acelera por las ventajas económicas y técnicas.
Además de automóviles, los SRM tienen aplicaciones en electrodomésticos, ventiladores industriales, aeronaves eléctricas y sistemas de robótica.
Su potencial para masificarse en autos eléctricos económicos es alto: al eliminar imanes, disminuyen el impacto ambiental y el precio. Esto podría impulsar una movilidad eléctrica accesible en países como México, donde las condiciones climáticas favorecen motores resistentes al calor.
Esta tecnología representa un paso importante hacia una transición energética más inclusiva y sostenible. Con el impulso adecuado, los SRM podrían transformar la forma en que nos movemos.