Ser reconocido como Pueblo Mágico no es simplemente recibir un nombramiento turístico.
Es, sobre todo, un reconocimiento al valor histórico, cultural y natural de una comunidad que ha sabido resistir el paso del tiempo sin perder su esencia. En México, existen localidades que conservan vestigios coloniales, tradiciones ancestrales, arquitectura singular o escenarios naturales únicos.
Aquellos lugares que logran integrar esos atributos con una propuesta turística sólida pueden aspirar a convertirse en Pueblos Mágicos, una distinción oficial otorgada por la Secretaría de Turismo Federal.
Este programa, creado en 2001, ha transformado radicalmente el panorama turístico en el país. Desde Huasca de Ocampo, el primero en recibir el título, hasta los más recientes incorporados, el programa ha impulsado el desarrollo de 132 comunidades en las 32 entidades federativas.
Pero el proceso no es sencillo ni automático: requiere cumplir con una serie de criterios técnicos, documentales y estratégicos que garanticen que la localidad está preparada para recibir, atender y ofrecer una experiencia turística auténtica y de calidad.
Según la Guía para la Integración Documental Pueblos Mágicos 2017, el proceso para nombrar a una localidad como Pueblo Mágico involucra múltiples etapas de evaluación y validación, centradas no solo en los atractivos visibles, sino también en la capacidad de gestión turística, la participación ciudadana y la existencia de infraestructura mínima para atender a los visitantes.
Requisitos iniciales: Primer paso para ser considerados
El camino hacia el nombramiento inicia con una convocatoria abierta publicada por la Secretaría de Turismo.
Una vez que la localidad manifiesta su interés, debe cumplir con cinco Elementos de Registro, los cuales permiten obtener un folio que da acceso a la evaluación formal. Estos requisitos son indispensables y, de no ser satisfechos, la comunidad queda excluida del proceso.
En primer lugar, la localidad debe contar con una unidad administrativa municipal formalmente establecida para atender el tema turístico, con personal, infraestructura y una estructura de trabajo clara. También debe presentar un directorio actualizado de prestadores de servicios turísticos registrados ante el Registro Nacional de Turismo (RNT).
El tercer requisito es un inventario de los recursos y atractivos turísticos del lugar, que incluya desde monumentos históricos hasta tradiciones vivas. Además, debe entregar un informe detallado sobre su conectividad terrestre y aérea, incluyendo mapas, tiempos de traslado y rutas de acceso desde ciudades cercanas.
Por último, se exige un Plan o Programa de Desarrollo Turístico Municipal vigente, que muestre cómo se planea promover y aprovechar el turismo en el mediano y largo plazo.
La Dirección General de Gestión de Destinos de la SECTUR es la encargada de revisar estos documentos. Si están completos y validados, la localidad obtiene un folio que la habilita para continuar con la segunda etapa.
Segunda etapa: Evaluación técnica y participación ciudadana
Con el folio en mano, la comunidad debe reunir diez Elementos de Incorporación, un conjunto de requisitos más exigente que busca asegurar la viabilidad del proyecto turístico.
El más importante de ellos es la integración de un Comité Pueblo Mágico, conformado por ciudadanos y representantes del sector turístico local. Este comité debe ser autónomo (es decir, no estar encabezado por autoridades políticas) y presentar un programa de trabajo, organigrama y reglamento interno.
Además, se necesita la aprobación formal del cabildo municipal para sumarse al programa, así como un acuerdo del Congreso del Estado, que debe comprometerse a etiquetar presupuesto anual para el desarrollo turístico.
Otro requisito es mostrar evidencia de inversión pública y privada en turismo en los últimos tres años, así como planes de gobierno que respalden la actividad turística con visión a tres años o más.
También se exige la presentación de una tesis que sustente el atractivo simbólico de la localidad: un documento de al menos cuatro cuartillas que describa los elementos únicos y auténticos que hacen del lugar un sitio con valor turístico especial. Esta tesis debe ir acompañada de fotografías y pruebas que sustenten su originalidad.
Finalmente, se evalúan aspectos clave como la existencia de servicios de salud y seguridad para los turistas, ordenamientos normativos municipales relacionados con el turismo, certificaciones de calidad y acciones de capacitación, además de una carta compromiso para fomentar las cadenas productivas locales en beneficio del turismo.
Verificación y decisión final del nombramiento
Una vez entregados todos los documentos, el equipo técnico de la Secretaría de Turismo realiza una revisión exhaustiva.
Si se detectan inconsistencias, se emite un reporte y se otorga un plazo para corregirlas. Posteriormente, se realiza una visita técnica al sitio, con el objetivo de constatar en campo las condiciones reales de la localidad y su potencial turístico. Esta visita también permite recabar testimonios, evaluar la infraestructura disponible y conocer el nivel de organización comunitaria.
Todos los materiales reunidos son integrados en un expediente final que se presenta ante el Grupo de Evaluación y Seguimiento de Pueblos Mágicos (GES), un órgano interinstitucional que emite opiniones técnicas y recomendaciones.
Si el GES aprueba la propuesta, el nombramiento es sometido a la firma del titular de la Secretaría de Turismo. Una vez firmado, se otorga oficialmente el distintivo de Pueblo Mágico, lo cual es anunciado públicamente y marca el inicio de una nueva etapa para la comunidad.
Es importante subrayar que este título no es permanente. La comunidad debe renovar periódicamente su designación, lo que implica mantener activo el comité ciudadano, ejecutar los planes turísticos propuestos, garantizar la calidad de los servicios y conservar el atractivo simbólico que la hizo especial desde el inicio. Si no cumple con estos lineamientos, puede perder el nombramiento.
Impacto y desafíos del programa
Según datos recopilados en la Enciclopedia Humanidades, el programa Pueblos Mágicos ha tenido un impacto económico y social significativo.
Se estima que ha contribuido a un crecimiento del turismo en más del 50% y que genera ingresos superiores a los 400 millones de dólares anuales. Además, ha sido clave para el desarrollo de empleos relacionados con la gastronomía, la hotelería, la artesanía y otros servicios turísticos.
Muchos de estos pueblos han visto aumentar su población desde que fueron nombrados, como Chiapa de Corzo (52%) y Tulum (37%).
Jalisco, Puebla y el Estado de México son los estados con más Pueblos Mágicos, mientras que Baja California y Colima solo tienen uno. Algunos, como Huautla de Jiménez y Cuetzalan, destacan por su alto porcentaje de población indígena.
Sin embargo, el programa también ha recibido críticas. Algunos expertos y organizaciones señalan que la distribución territorial de los nombramientos ha favorecido ciertas regiones, mientras que otras con igual o mayor potencial no han sido consideradas. También hay preocupación por la mercantilización cultural, es decir, la pérdida de autenticidad al adaptar tradiciones o festividades para atraer turistas.
Otros problemas recurrentes son el impacto ambiental negativo, la sobrecarga en infraestructura, el aumento de residuos y la presión sobre servicios públicos. También se ha reportado un incremento en problemas de inseguridad y falta de seguimiento gubernamental después de que se otorga el nombramiento.
Aun con sus retos, el programa Pueblos Mágicos ha demostrado ser una herramienta valiosa para descentralizar el turismo y visibilizar rincones del país que antes eran poco conocidos.
Pero su verdadero valor reside en aquellas comunidades que logran desarrollarse sin perder su esencia, que reciben al turista con autenticidad y orgullo, y que aprovechan esta oportunidad para crecer de forma sostenible.
Ser un Pueblo Mágico, entonces, no es solo tener calles bonitas o una iglesia antigua: es una decisión estratégica de toda una comunidad para abrir sus puertas al mundo sin dejar de ser quien es.