Para muchas personas, el dolor no es un aviso, sino un visitante impredecible que llega como una descarga eléctrica en la cara
Esa es la realidad de quienes viven con neuralgia del trigémino, una enfermedad neuropática considerada una de las más intensas que existen. Los episodios son breves pero brutales: una punzada que puede sentirse como un rayo que atraviesa la mejilla, la mandíbula o el área alrededor del ojo, casi siempre de un solo lado.
A simple vista no deja huella, lo que vuelve frecuente que se confunda con un problema dental o con ciertos tipos de migraña. Esa confusión retrasa el diagnóstico y, con ello, el acceso al tratamiento adecuado.

La prevalencia más aceptada de la neuralgia del trigémino es de 4 a 13 casos por 100 000 habitantes
Por qué ocurre y cómo se detecta
El nervio trigémino tiene tres ramas encargadas de la sensibilidad de la cara. Cuando una de ellas resulta irritada o comprimida -ya sea por vasos sanguíneos, lesiones previas o causas aún desconocidas- los impulsos eléctricos se disparan de forma anormal.
Esa hiperactividad es la que produce el dolor característico: punzante, eléctrico y desencadenado por estímulos tan cotidianos como lavarse los dientes, masticar o simplemente sentir el viento frío.

Detectarlo implica un examen clínico detallado y, en casos necesarios, estudios de imagen para descartar lesiones o identificar compresiones
Las alternativas de tratamiento que hoy existen
Aunque no hay una única solución, el manejo ha avanzado considerablemente. Los tratamientos suelen comenzar con medicamentos específicos para dolor neuropático, diseñados para amortiguar la actividad anormal del nervio. Para muchas personas, estos fármacos representan una diferencia notable en la intensidad y frecuencia de las crisis.
Cuando el dolor persiste, existe un abanico de opciones que van desde bloqueos nerviosos -inyecciones dirigidas a interrumpir temporalmente las señales del nervio- hasta procedimientos quirúrgicos funcionales que buscan liberar la raíz del problema, como separar el nervio del vaso sanguíneo que lo está comprimiendo.
Uno de los mayores obstáculos para quienes viven con neuralgia del trigémino es asumir que el dolor "pasará solo" o que se debe a un problema dental menor. Reconocer la intensidad, entender que existen tratamientos y buscar atención temprana puede evitar años de sufrimiento innecesario.

En México, se puede acudir al IMSS ante la presencia de los síntomas anteriormente mencionados para recibir un diagnóstico y tratamiento oportuno.