Cuba permanece en la penumbra, llevan más de 12 horas sin luz, por lo que se ha registrado una ola de protestas y cacerolazos debido a los apagones prolongados, en medio de un colapso energético que se agrava y una desesperación social que crece en el país.

Los cortes eléctricos, detonaron manifestaciones en barrios de La Habana, el centro y oriente cubano. Videos difundidos en redes muestran a vecinos golpeando ollas, encendiendo fogatas y reclamando luz, comida y libertades, mientras en zonas como Marianao la tensión llegó a enfrentamientos con la policía. También se registraron protestas estudiantiles en la Universidad de Camagüey y movilizaciones en Baracoa.
El sábado 6 de diciembre, pobladores del barrio El Marañón, en la provincia de Las Tunas, salieron a las calles para exigir que se respetaran los horarios programados de los apagones. Por más de una semana apenas habían recibido 25 minutos diarios de servicio eléctrico.
El Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) registró en noviembre un récord de 1 326 protestas en el país, impulsadas principalmente por reclamos ante la epidemia nacional de arbovirus, además de la electricidad, alimentos y libertades civiles.
Mientras, el oficialismo sigue calificando la situación energética en la isla de "muy compleja".
Omar Ramírez Mendoza, director adjunto de la Unión Eléctrica (UNE), dijo al medio oficialista Cubadebate, que la falta de combustible ha dejado fuera de servicio entre 900 y 1 000 MW desde hace días, y que la salida simultánea de varias termoeléctricas incrementa aún más el déficit.
Durante el fin de semana, las afectaciones casi duplicaron la capacidad disponible: el viernes, según el oficialismo, alcanzaron los 1 981 MW, el sábado 2 086 MW y el domingo 2 084 MW, cifras que hacen imposible sostener la demanda mínima del país, que supera los 2 400 MW.