Decir mentiras puede ser un acto normalizado en la convivencia social, pero cuando se convierte en un patrón repetitivo, incontrolable y dañino, se habla de mitomanía, considerada un síntoma frecuente asociado a otros padecimientos como el trastorno de la personalidad, ansiedad o depresión.
Los mitómanos suelen inventar historias para ganar aceptación, evitar críticas o llamar la atención. No obstante, sostener las mentiras terminan generando conflictos familiares, laborales y sociales que lastiman la confianza.
La mentira compulsiva puede ser un mecanismo de defensa frente a inseguridades o traumas previos. Sin embargo, hay alternativas que no incluyen fármacos.
¿Qué alternativas tienen?
Psicoterapia cognitivo-conductual
Terapia familiar
Tratamiento de comorbilidades y adicciones
Educación emocional
Fuente: Psicología
En México no hay estadísticas oficiales sobre cuántas personas padecen mitomanía, en parte porque rara vez buscan atención médica; muchas veces son sus familiares o compañeros de trabajo quienes detectan el problema.
Sin embargo, expertos advierten que la mentira patológica no debe normalizarse ni reducirse a un "mal hábito", pues puede esconder cuadros más complejos que requieren tratamiento profesional.