La planeación familiar se ha convertido en una de las estrategias prioritarias de salud pública en Guerrero, donde se busca reducir embarazos no planeados y fomentar una natalidad controlada.
La planeación familiar también impacta en la economía de los hogares y en la posibilidad de ofrecer mejor calidad de vida a los hijos, dependiendo el contexto de cada matrimonio.
En Zihuatanejo, más del 65% de las mujeres en edad fértil utiliza algún método anticonceptivo, mientras que los varones buscan más procedimientos como la vasectomía sin bisturí, lo que así se proyecta en la disminución desde hace 3 décadas en el crecimiento demográfico en población infantil de 0 a 11 años y joven de 12 a 29 años.
Sin embargo, aún existen retos, especialmente en comunidades rurales y de difícil acceso, donde persisten barreras culturales y de información. En estos lugares, la natalidad se mantiene más alta y los embarazos adolescentes representan un desafío constante.
Autoridades sanitarias insisten en que la planeación familiar es un derecho humano y no una imposición. Por ello, fortalecen campañas de sensibilización en escuelas, ferias de salud y centros comunitarios, con el fin de que cada familia en Guerrero, y en particular en Zihuatanejo, tenga la posibilidad de construir un futuro más saludable y sostenible.