El hogar, que debería ser un espacio de amor y seguridad, se convierte para muchos niños en su mayor pesadilla. El abuso infantil físico, psicológico o sexual, sigue siendo una de las violencias más silenciadas y devastadoras en la sociedad.
Según el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y la UNICEF, la mayoría de los casos de abuso infantil ocurren en el hogar. 8 de cada 10 casos de abusos sexuales contra la infancia el agresor es una persona del entorno familiar, según Save the Children.
Grfx. Abuso sexual por un familiar (Grafica Demostrativa)
8 de 10 niños (colocar silueta de 10 niños y colorear 8)
Fuente: Save the Children
Estudios psicológicos demuestran que las víctimas suelen desarrollar ansiedad, depresión, baja autoestima, problemas de apego e incluso trastornos de estrés postraumático. En muchos casos, la falta de intervención temprana perpetúa un ciclo de violencia que puede repetirse en la vida adulta.
El silencio sigue siendo el principal aliado del agresor. Por temor, vergüenza o dependencia económica, las víctimas, y a veces las propias madres o tutores, no denuncian. De cada mil delitos, se denuncian 100, de éstos el 10 por ciento llega al juez y sólo el 1 por ciento recibe sentencia condenatoria.
Denuncias por abuso infantil
Mil delitos
100 denuncias
10% llegan a un juez
1% recibe sentencia
Fuente: Comisión Estatal de los Derechos Humanos
La prevención comienza en la educación: enseñar a los niños a reconocer límites, hablar sin miedo y confiar en los adultos seguros. A la sociedad le corresponde mirar sin indiferencia y denunciar.