El primer informe de gobierno de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, estuvo marcado por protestas, manifestaciones y muestras de apoyo de diversos sectores de la población sudcaliforniana.
El estadio Arturo C. Nahl se convirtió en el epicentro del llamado Encuentro Ciudadano, donde miles de personas se dieron cita para escuchar a la mandataria. Desde temprano, manifestantes se agruparon en los alrededores del recinto con pancartas, documentos y consignas que resumían años de reclamos.
Entre ellos, destacó la presencia de profesores de telesecundaria que exigieron mejores condiciones laborales. María de los Ángeles Alba, directora de la telesecundaria número 10, explicó: "En un documento a la doctora Sheinbaum, donde dice las problemáticas de telesecundaria, se retomó en esta ocasión. Estuvimos en el paro apoyando efectivamente, esa es la realidad, es un subsistema que por muchos años ha sido olvidado".
Mientras en el exterior se escuchaban voces de protesta, dentro del estadio el ambiente adquirió tintes festivos. Una batucada, camisetas blancas con la leyenda #BCSConClaudia y banderines en alto acompañaron las consignas de respaldo a la presidenta.
Desde Los Cabos arribaron cerca de cuatro mil personas en decenas de camiones. José Jarquín, secretario particular de ese municipio, precisó: "Aproximadamente viene una comitiva de entre tres mil a cuatro mil personas que se les hizo la invitación abierta y que cada uno para llegar allá".
Las demandas fueron diversas. Además de los docentes, se sumaron trabajadores del IMSS inconformes con modificaciones a jubilaciones y pensiones; colectivos en solidaridad con Palestina, que exigieron romper relaciones diplomáticas y comerciales con Israel; y la Alianza del Pequeño Comerciante, que protestó por el aumento de impuestos a bebidas azucaradas.
El calor y la humedad acompañaron las largas horas de discursos y movilizaciones. Al cierre, una discusión por la colocación de la bandera de México junto a la imagen de la Virgen de Guadalupe tensó los ánimos, reflejando que la jornada no solo fue un acto protocolario, sino también un espejo de la pluralidad y las tensiones sociales que conviven en Baja California Sur.