En Baja California Sur, la mayoría de las escuelas arrastra desde hace años problemas de infraestructura, situación que ha impactado directamente en las condiciones en que niñas, niños y adolescentes toman clases.
Una madre de familia, que pidió reservar su identidad, describió el deterioro que persiste en varios planteles. *"Pero en otras escuelas sí está pésimo: no tienen aire acondicionado los niños, los baños?"*, expresó.
En lo que va del 2025, el programa La Escuela es Nuestra destinó apoyos a 269 planteles del estado, con una inversión total de 106 millones de pesos. La Paz es el municipio con más escuelas beneficiadas, con 111, seguido por Los Cabos con 57, Comondú con 49, Mulegé con 42 y Loreto con 10, según datos de la Secretaría de Bienestar.
Las principales necesidades detectadas abarcan techumbres, rehabilitación de baños, pintura, mantenimiento eléctrico y, sobre todo, problemas de agua, un tema recurrente en los cinco municipios.
La delegada de Programas de Bienestar, Yanssén Weinschelbaum, explicó que las solicitudes más comunes van en esa misma línea.
"Para satisfacer a toda la comunidad, eso es lo que más nos han pedido: techumbres, cercos perimetrales también nos han pedido mucho", señaló.
A diferencia de otros apoyos federales, este programa opera bajo una lógica distinta: el sujeto directo del recurso no es una persona, sino la escuela como inmueble. Cada plantel debe conformar un Comité de Administración Participativa, integrado por padres y madres de familia, en los cargos de presidente, secretario, tesorero y dos vocales. Además, existe un Comité de Contraloría Social que supervisa el uso de los recursos.
El modelo obliga a que las decisiones se tomen con al menos el 50 por ciento más uno de la comunidad escolar presente, lo que permite que padres y docentes definan prioridades de manera conjunta.
Las escuelas reciben montos que van desde 250 mil pesos, y en el caso de planteles de nivel medio superior, pueden alcanzar hasta 1 millón 200 mil pesos.
Para muchas familias, este apoyo representa la posibilidad de atender necesidades urgentes que nunca fueron consideradas en otros programas. Valentín Castro, padre de familia, destacó que las condiciones varían entre planteles, especialmente por su antigüedad.
"Hay unos edificios que son nuevos, hay otros salones que ya tienen más de cincuenta años. Y claro que hay mejoras, que les pusieron aires, abanicos o esas cosas, pero la mayoría de los salones son viejos", comentó.
Pese al alcance del programa, también se han registrado señalamientos por posible mal uso de recursos. La delegada confirmó dos denuncias recibidas este año, aunque solo una se formalizó.
"Hemos tenido dos denuncias: una formal, porque finalmente es recurso federal; otra que no se ha consolidado porque se ha tratado de llegar a un acuerdo, pero son las menos", explicó.
Con más de doscientas escuelas apoyadas durante este año, La Escuela es Nuestra continúa siendo una herramienta que, aunque limitada, permite atender urgencias mínimas de infraestructura en planteles de Baja California Sur.