El director regional del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), Mario Sánchez Castro, consideró que los fideicomisos de turismo deben destinar recursos a mejoras ambientales en Baja California Sur, y no a proyectos que no cumplen ninguna función. Señaló que estos fondos pueden invertirse en acciones que reduzcan los impactos ambientales derivados del crecimiento turístico.
Recordó que los presupuestos federales y estatales enfocados al medio ambiente presentan reducciones año con año en múltiples rubros. Por ello, afirmó que, si ya se identificaron problemáticas ambientales, no se debe esperar a actuar únicamente con los recursos públicos disponibles, que suelen ser limitados, sino buscar mecanismos alternos de financiamiento, como los fideicomisos turísticos.
Explicó que Baja California Sur ha registrado un crecimiento significativo en la llegada de visitantes anualmente y no solo se trata de los 800 mil habitantes del estado, sino de una población flotante que supera el millón de personas debido al turismo nacional y extranjero, presente durante todo el año. En este sentido, consideró que debe existir una mayor responsabilidad por parte del sector privado.
Como ejemplo, mencionó el caso de la Puerta Turística de La Paz, un proyecto del fideicomiso FITUPAZ que tuvo un costo de 13.9 millones de pesos y que, según señaló, no cumple ninguna función concreta.
Añadió que dicha inversión pudo haberse destinado a casetas de medición de calidad del aire recordando que en La Paz solo existe una, con un costo aproximado de 6 millones de pesos, y que contar con más instrumentos de este tipo realmente aportaría a mejorar las condiciones ambientales de la ciudad.
"Ustedes dirán: ¿y qué tiene que ver un fideicomiso de turismo con la calidad del aire? Pues es una ciudad que vive de sus atardeceres, de su panorama turístico. En lugar de invertir en tener mejor vialidad para las personas que viven aquí y las que nos visitan, estamos invirtiendo en infraestructura de ese nivel", expresó.
Recordó que, conforme pasan los años, la calidad del aire muestra mayor deterioro y el crecimiento urbano contribuye a esta problemática, por lo que el sector turístico también debe asumir responsabilidad para evitar que el estado se vea afectado por la creciente llegada de visitantes.