Lorena Viloria, profesora investigadora de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, advirtió que el nado con orcas implica riesgos tanto para las personas como para los propios cetáceos, aun cuando estas interacciones se realicen bajo supervisión.
Explicó que el peligro no radica en que las orcas intenten alimentarse de humanos, ya que son animales muy selectivos con su dieta, sino en las posibles interacciones negativas derivadas de invadir su espacio. "Si hay un ataque de orca a humanos no va a ser porque se lo quiera comer, sino porque se están vulnerando los límites de su familia o protegiendo a sus crías", indicó.
Viloria señaló que uno de los problemas más comunes es que nadadores intentan acercarse demasiado para obtener fotos o tocarlas, lo que puede ser interpretado como acoso por parte de estos mamíferos marinos. "Ese acercamiento a corta distancia puede generar que las orcas reaccionen como cualquier organismo ante una amenaza", precisó.
En cuanto a los efectos para la especie, subrayó que las orcas poseen una estructura social compleja, donde el aprendizaje de las crías depende de la transmisión de conocimiento por parte de los adultos. La interrupción constante de sus interacciones naturales, ya sea por embarcaciones o nadadores, puede provocar estrés y afectar este proceso de enseñanza. "Se sabe que la presencia de embarcaciones y nadadores, con o sin control, genera estrés en las orcas, como ocurre en cualquier animal silvestre", concluyó.