Francisco Omar López, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), especializado en Ciencias Marinas y Costeras, explicó que la pesquería del calamar gigante en Santa Rosalía inició a principios de la década de los setenta y tuvo una fuerte presencia durante aproximadamente ocho años. Sin embargo, alrededor del 2008 la abundancia de esta especie comenzó a disminuir y para 1989 ya no se registraron capturas significativas.
Explicó que la pesca del calamar es nocturna y aprovecha una característica biológica de la especie: el fototropismo positivo, es decir, su atracción por la luz. El calamar gigante es una especie muy activa, de rápido crecimiento y con un ciclo de vida corto. Necesita alimentarse constantemente para alcanzar su madurez. Por eso, cualquier alteración en la cadena trófica o en las condiciones del mar, como la temperatura o la productividad, puede impactar directamente en sus poblaciones.
Aunque las capturas comerciales han disminuido, el calamar gigante sigue presente en el Golfo de California. Su aparente "desaparición" está vinculada a fluctuaciones naturales y ambientales, y no a una extinción. "Por las luces luces que pueden llevar prestadores, lámparas, focos que se conectan a una pila a una batería de auto y se cuelgan ahí en la embarcación para traer a los calamares al mismo tiempo y los atrae a los invertebrados".