No cesan las denuncias por abuso policial en Baja California Sur

Por más que su función principal sea proteger a la ciudadanía,  habitantes de Baja California Sur  continúan denunciando  ser víctimas de quienes deberían cuidarlos.

Los abusos policiales han dejado de ser hechos aislados y se han convertido en una constante documentada por las autoridades de derechos humanos.

Al cierre de 2024, la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) registró 385 expedientes de quejas activas, principalmente contra elementos de las policías municipales y estatales. Entre los derechos más vulnerados se encuentran los malos tratos, la violación a la seguridad jurídica, el uso excesivo de la fuerza pública, detenciones arbitrarias y la falta de fundamentación legal

Charlene Ramos Hernández, titular de la CEDH, detalló que existen más de 20 carpetas de investigación abiertas en seguimiento a estos hechos. "Específicamente en ese tema, recuerdo que tenemos más de 20 casos que se están investigando en ese sentido. Entonces, es uno de los derechos humanos que son más señalados", comentó.

Además, la Unidad de Asuntos Internos de la Policía Municipal reportó que durante 2024 se abrieron 72 carpetas de investigación relacionadas con abuso de autoridad, frente a las 21 que se atendieron en 2023, lo que refleja un incremento significativo.

En cuanto a los exámenes de control y confianza aplicados a los elementos policiales, la Secretaría de Seguridad Pública del estado informó que el 95% de los agentes logra aprobar estas evaluaciones. Sin embargo, el secretario Luis Cancino aclaró que el 5% restante no pasa por distintos motivos.

"El 5% que no pasa muchas veces es porque ya están en una etapa avanzada, tienen temas médicos o han salido positivos en exámenes lógicos; si no son aptos, el procedimiento es darlos de baja. Los temas de corrupción los atiende Asuntos Internos y la Comisión de Honor determina la baja o algún arresto", explicó.

Entre las víctimas de estos abusos figuran principalmente jóvenes, personas en situación de calle y habitantes de zonas marginadas, quienes relatan ser objeto de detenciones arbitrarias, agresiones físicas durante revisiones e incluso extorsiones.

El abuso de poder se ha vuelto parte de la cotidianidad y, cuando la violencia proviene del uniforme, el Estado de derecho se tambalea. Sin policías confiables, la seguridad para la ciudadanía se convierte en una ilusión.