La reciente explosión de una pipa de gas LP en Iztapalapa ha dejado al menos 30 personas fallecidas y decenas de lesionados, y abrió interrogantes sobre los riesgos de las quemaduras por este tipo de accidentes y la capacidad del sistema de salud para enfrentarlos.
Especialistas en cirugía plástica y reconstructiva explican que las quemaduras por gas LP suelen originarse tanto por contacto directo con el fuego como por inhalación de humo y gases tóxicos. En cuanto a la capacidad del sistema de salud, reconocen que en Baja California Sur es limitada, pero se maneja en coordinación con instituciones especializadas ubicadas en la Ciudad de México y Estados Unidos para atender los casos más graves.
Según los expertos, una quemadura puede ser mortal cuando más del 40% de la piel está afectada. En los niños, las lesiones siempre representan un mayor riesgo debido a su menor superficie corporal y fragilidad. Las quemaduras se clasifican en leves, que provocan dolor intenso debido a la activación de terminaciones nerviosas, y profundas, donde la ausencia de dolor es señal de mayor gravedad. Además, un cambio en la coloración de la piel, que se torna blanca, indica la necesidad de atención especializada inmediata.
Existen zonas críticas que requieren atención médica urgente, como la cara, los genitales, los pliegues y articulaciones (codos, rodillas), y las manos y pies. Silvia Prado Rico, especialista en cirugía plástica, advierte que "es importante acudir a valoración médica inmediata si hay quemaduras en zonas especiales, vía aérea o exposición a mucho humo, incluso si la quemadura superficial parece leve".
Con atención hospitalaria adecuada, la cobertura y reconstrucción de la quemadura puede iniciarse entre las primeras 24 y 48 horas, priorizando la protección de los órganos vitales y la funcionalidad de la zona afectada.
Aunque México cuenta con unidades especializadas en quemaduras, en estados como Baja California Sur, la respuesta ante incidentes graves puede complicarse por traslados largos hacia hospitales especializados, saturación de quirófanos y limitaciones de recursos médicos.
La explosión de Iztapalapa es un recordatorio de que todos estamos expuestos a accidentes domésticos y urbanos, y que información, prevención y rápida atención médica son claves para minimizar riesgos y salvar vidas.