Con el inicio de la temporada de huracanes 2025, se renuevan las preocupaciones para miles de familias que habitan en zonas de alto riesgo en Baja California Sur, especialmente aquellas asentadas en cauces de arroyo, donde el impacto de las lluvias puede ser devastador.
A pesar de las advertencias reiteradas de las autoridades, la expansión de asentamientos irregulares en zonas susceptibles a inundaciones no se ha detenido. Esta situación incrementa la vulnerabilidad de al menos 67 mil personas en el estado, de las cuales más de 45 mil viven directamente en zonas clasificadas como peligrosas, de acuerdo con el subsecretario de Protección Civil estatal, Héctor Amparano Herrera.
Para este año, se prevé una temporada particularmente activa en el Pacífico mexicano. Protección Civil estatal informa que podrían formarse hasta 20 sistemas meteorológicos, entre los cuales se estima que entre 8 y 9 evolucionen a tormentas tropicales, de 4 a 5 alcancen categoría 1 o 2, y hasta 6 se conviertan en huracanes de gran intensidad, es decir, categorías 3, 4 o 5 en la escala Saffir-Simpson.
En los últimos 23 años, Baja California Sur ha registrado 29 declaratorias de desastre y 50 de emergencia a causa de eventos naturales. Solo entre 2015 y 2023, se contabilizaron 54 inundaciones pluviales y fluviales, principalmente en los municipios de La Paz, Los Cabos y Comondú.
Uno de los eventos más severos ocurrió en octubre de 2023, cuando el huracán Norma impactó el estado con lluvias que superaron los 480 milímetros. Las intensas precipitaciones provocaron inundaciones generalizadas, caída de árboles y severos daños a viviendas, embarcaciones e infraestructura urbana, particularmente en Los Cabos y La Paz. El costo de los daños ascendió a más de 284 millones de pesos.
Las zonas más afectadas por este tipo de emergencias coinciden con colonias donde predomina la vulnerabilidad social y urbana. Entre las más señaladas se encuentran El Calandrio, Ciudad del Cielo, Santa Rita, Invi Chametla, La Pasión, la colonia Universidad y las viviendas colindantes al arroyo El Cajoncito. Estas áreas han sido catalogadas por el Ayuntamiento de La Paz como puntos críticos en cada temporada de lluvias.
"Todos los días surgen nuevas invasiones. Quitamos una y llegan tres más", advirtió Amparano Herrera, al referirse a la dificultad de controlar el crecimiento de asentamientos en zonas de alto riesgo, lo cual representa un gran desafío para los tres niveles de gobierno en términos de prevención y respuesta.
En la colonia Universidad, una vecina identificada como María relató cómo las lluvias convierten el terreno en una corriente incontrolable. "Toda el agua viene de allá arriba, llega hasta aquí. Se remanga con todo. Y pues, ¿qué le vamos a hacer?", comentó, resignada ante la falta de soluciones definitivas.
Aunque en lo que va del año no se ha registrado ningún huracán y la entidad enfrenta una severa sequía, la amenaza latente de los ciclones mantiene en vilo a las comunidades. La temporada de huracanes, que se extiende hasta noviembre, representa para muchas familias no solo un riesgo meteorológico, sino la posibilidad real de perder lo poco que tienen.