Para una madre buscadora, es decir, una mujer que busca a un hijo o hija desaparecida, los daños psicológicos pueden ser profundos, persistentes y devastadores debido a que no solo está enfrentando la angustia de no saber el paradero de su ser querido, sino que además suele lidiar con la indiferencia institucional, la violencia, el miedo y el desgaste emocional extremo.
Por lo anterior algunos de los daños psicológicos más comunes en estas madres conllevan trastorno de Estrés Postraumático, Duelo Ambiguo, Ansiedad y depresión crónicas, fatiga emocional y agotamiento físico y aislamiento social.
Por último, de acuerdo a la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas Desaparecidas, durante los meses de enero y marzo del 2024 se tuvieron 691 reportes de personas desaparecidas, 225 mujeres, 466 hombres, 237 con vida y 26 sin vida, 428 en calidad de no localizados y a partir de este trimestre se notó un aumento en los reportes de personas desaparecidas, entre abril y junio ya que se reportaron 1,347 personas desaparecidas, 538 eran mujeres, 809 hombres, 612 con vida, 53 sin vida y 682 sin localizar.