Cuando emprender en México significa negociar con el miedo

La extorsión en México dejó de ser un delito aislado para convertirse en un fenómeno que impacta la vida diaria, la economía local y la permanencia de miles de negocios, advirtió la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex)

De acuerdo con su diagnóstico, el problema ya no se percibe solo en estadísticas oficiales, sino en mercados, zonas industriales y regiones fronterizas donde comerciantes y familias ajustan su rutina en función del miedo.

Coparmex señaló que la violencia asociada a la extorsión ha alcanzado una dimensión que afecta la certidumbre económica, debilita instituciones y fragmenta comunidades.

Casos recientes de alto impacto, como el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, reforzaron la percepción de vulnerabilidad que atraviesa distintos sectores sociales y productivos en varias regiones del país, señalan

Cifras oficiales y una realidad subestimada

Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública indican que, en lo que va de 2025, se han registrado 8,585 víctimas de extorsión, lo que representa un aumento de 5.2% respecto al año anterior.

En los 43 municipios fronterizos, el crecimiento fue de 15.2%.

No obstante, Coparmex advirtió que estas cifras no reflejan la magnitud real del problema, debido a la llamada "cifra negra": casos que no se denuncian por temor a represalias o desconfianza en las autoridades.

Impacto directo en mipymes y economías locales

La organización empresarial subrayó que la extorsión afecta especialmente a las micro, pequeñas y medianas empresas, que generan cerca del 70% del empleo nacional.

Desde negocios familiares hasta talleres, emprendimientos juveniles y productores agrícolas, la extorsión provoca cierres, pérdida de patrimonio y abandono de proyectos productivos.

Además del daño económico, el delito funciona como un mecanismo de control territorial que define quién puede operar, invertir o permanecer en determinadas zonas, alterando mercados completos y fomentando una migración silenciosa de comerciantes y familias

Experiencias locales y necesidad de una estrategia nacional

Coparmex reconoció que existen casos donde la coordinación entre autoridades, sectores productivos y ciudadanía ha permitido contener el problema, como en Tijuana, aunque aclaró que estos esfuerzos siguen siendo excepciones.

Ante este escenario, la organización insistió en la necesidad de una estrategia nacional contra la extorsión, que incluya coordinación policial, fortalecimiento de fiscalías, inteligencia financiera y presencia territorial efectiva.

Finalmente, Coparmex destacó la relevancia de la Ley General para Prevenir, Investigar y Sancionar la Extorsión, al considerarla una herramienta para homologar criterios y cerrar vacíos legales.

También señaló que la participación de empresas y comunidades es clave para fortalecer la denuncia y reconstruir la confianza social