Dentro del estira y afloja de las negociaciones entre campesinos, autoridades e industriales, se encuentra la historia de los agricultores, el trasfondo de una rabia que ha sido guardada durante años.
Antonio Evilla Medina, uno de los agricultores que se encuentra en la lucha por obtener un mejor precio al grano del maíz, ha trabajado en el campo desde la edad de los 14 años y desde entonces ha arado la tierra de sol a sol.
Desde las 5 de la mañana, todos los días Don Antonio se levanta, prepara su herramienta, le ruega a Dios por un nuevo día de abundancia y comienza a laborar. Unas horas después, se sienta en la mesa de su comedor o donde le gane el hambre y comienza a desayunar.
De acuerdo a al señor Evilla, ser campesino no es fácil, pues mientras ellos ponen el desgaste de sus manos, el gobierno y las grandes corporaciones les quitan lo que en verdad les pertenece.

Ya cuando va bajando el sol, y sigue realizando sus actividades, Antonio constantemente se pregunta ¿hoy mejorara mi economía?, siendo consciente de que, durante años, el trabajo en el campo se ha ido menospreciando, sin embargo, con esta batalla y al pie del cañón, espera que estas manifestaciones sean el parteaguas para una mejora económica pues en sus palabras "del campo viene todo".